Es la noche más importante en lo que va del año para las Chivas, pero combinada con la mayor crisis directiva en la era de Jorge Vergara. Vergonzoso lo que viven horas antes del partido contra Toronto, en el que buscan el título de la zona, que no logran desde 1962.

A los jugadores les deben 2.5 millones de pesos, según testimonios que han lanzado retadoramente ante los medios de comunicación, adeudo que llegaría a 7.5 millones de pesos en caso de ganar la Concachampions.

Esa desunión la encabeza Matías Almeyda, quien —junto a su cuerpo técnico— cobró en tiempo y forma el bono por los campeonatos de Copa y Liga de hace un año. Es por eso que ahora el entrenador argentino no profundiza en ese tema. Los futbolistas se sienten traicionados.

La camiseta que sacaron en el entrenamiento de ayer, con la leyenda #DirectivaCumplaSuParte, combinada con que un día antes entrenaron con los jerseys al revés, es la peor humillación que ha recibido Vergara como dueño del Guadalajara, pero merecida, porque confió en un mediador como José Luis Higuera, quien no ha servido para maldita la cosa y que, de mantenerse en el equipo, solamente demostraría que ya es el verdadero dueño de las Chivas y no el otrora magnate Jorge Vergara.

Este es un equipo en el que los caprichos personales van por encima de los generales. Un equipo en el que la indisciplina de algunos jugadores ha sido una constante, avalada por sus directivos; cada quien ve por sus intereses.

El partido de esta noche puede desatar aún más esta profunda crisis. Ganen o pierdan. De caer, saldrán muchos más temas colaterales del pésimo manejo del equipo, y en caso de triunfar, ya hasta el festejo ha sido cancelado en el lugar de la calle Inglaterra, donde celebraron hace un año, debido a que los jugadores dijeron que irían solamente por 10 minutos, cuestión que no le agradó a la directiva que de por sí está endeudada; ahora imaginen lo que sería pagar una fiesta que desprecian sus propios futbolistas. La crisis económica es tan profunda que hasta regatearon con los de luz y sonido que pondrán la ambientación en La Minerva, lugar a donde sí irán los jugadores, al tratarse de un festejo con los aficionados.

Esos que se sienten traicionados por Almeyda, quien no los ha defendido ante la directiva, a la que le reclamó que este tipo de informaciones le echaba al grupo en contra. En esta historia, el técnico saldrá como el traicionero, Higuera como el incompetente y Vergara como el poco solvente, y Paco Gabriel de Anda, como el mediador de buena voluntad.

Google News