El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación turnó a la Secretaría de Gobernación el caso de la cantante Belinda, a quien el PRD denunció por participar en la pasada campaña electoral apoyando candidatos de Morena.

Lo que se cuestiona es que supuestamente, siendo extranjera, por haber nacido en España, no debiese inmiscuirse en política.

Sin embargo, la Secretaría de Gobernación determinó que no se hace acreedora a que le apliquen el famoso “33” y no será expulsada del país. Seguramente fue una cortesía a favor de su esposo, gobernador de Chiapas y ahora senador con licencia.

Aquí debemos considerar dos circunstancias.

Primero es la parte jurídica. Si desde los 10 años de edad ella posee la identificación que normalmente poseemos los mexicanos y que es la CURP, su estancia es legal. Supuestamente ella está naturalizada como mexicana. Sin embargo, ese es un tema de abogados que ella debe resolver ante las autoridades migratorias.

Lo importante es que, al margen de su nacionalidad y aun siendo extranjera, si desde hace casi veinte años vive en México y como artista profesional paga sus impuestos, ¿Por qué podrían negarse sus derechos ciudadanos como residente legal en el país?

Es importante reconocer que los mexicanos tendemos a discriminar a los extranjeros.  Este es un pendiente cultural que impide la total integración de México ante la comunidad internacional.

Antiguamente, cada vez que un extranjero afectaba los intereses de algún mexicano, surgía la amenaza nacional: “hay que aplicarle el 33”, en referencia al artículo de nuestra
Constitución que determinaba causales de expulsión para los extranjeros que cometiesen alguna de las faltas tipificadas por la legislación.

También mencionaba este artículo que los extranjeros no debían inmiscuirse en política. Sin embargo, la Constitución Mexicana se modificó para permitir que hijos de extranjeros pudiesen ser presidentes de la república y así Vicente Fox llegó a tener ese cargo en el año 2000 después de ganar la elección.

Mostrar públicamente simpatías por un candidato ¿es un derecho ciudadano y cívico, o es un tema político? La ley es incongruente en este ámbito.

¿Qué es hacer política?. La realidad es que hay muchos extranjeros brindando servicios profesionales en campañas políticas a todos los partidos y de forma transparente y a la vista pública. Esto, debemos reconocerlo, ha innovado el marketing político mexicano. A su vez, muchos mexicanos trabajan en campañas políticas en toda Latinoamérica, sin ninguna restricción.

Por tanto, esto no es un tema de política, sino un asunto cultural que no hemos superado los mexicanos. La xenofobia, o sea el rechazo a los extranjeros, sigue vigente en el país en forma de discriminación, en la era en que la discriminación se castiga. Además, existe una institución encargada de evitarla, la CONAPRED, Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.

Como muestra de esta conducta colectiva, podemos mencionar la forma en que tratamos a los migrantes centroamericanos. Es cierto que hay una minoría de mexicanos solidarios con ellos, pero es mayor la discriminación.

La realidad es que “vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el propio”. Reclamamos airadamente el trato discriminatorio de los mexicanos indocumentados en territorio norteamericano, pero a los centroamericanos nosotros los tratamos peor”.

Cuando los extranjeros son exitosos, son aceptados, pero siempre y cuando no afecten nuestros intereses.

Los tiempos han cambiado y no debemos regirnos por paradigmas que responden a otras circunstancias.

Debemos reconocer que vivimos en la era de la globalización, que ha derribado fronteras. por tanto, nuestra legislación debe ajustarse a esta circunstancia.

Mientras tanto, debemos reconocer que hay mucha discriminación aún en contra de los extranjeros y eso es violatorio de los derechos humanos.

La CONAPRED debiese manifestarse en contra de este tipo de discriminación en contra de los extranjeros.

¿Usted cómo lo ve?.
Facebook: @Ricardo.homs1
Twitter: @homsricardo
Linkedin: Ricardo Homs

Google News