El sábado pasado Cancún se pintó de rojo. En menos de 24 horas, ocho personas fueron asesinadas a balazos. Tres más recibieron heridas por arma de fuego. Entre las víctimas mortales estaba un adolescente de 15 años, así como una mujer encontrada amarrada y con señas de tortura.

Este no fue un día inusual en esa ciudad turística. El fin de semana previo, once personas fueron víctimas de homicidio. Entre ellas, había cinco que fueron ejecutadas al estilo mafioso mientras comían en un restaurante ubicado en Puerto Juárez. Tres personas más resultaron heridas en el ataque, incluyendo a dos policías ministeriales.

El deterioro de Quintana Roo no es nuevo, pero se ha acentuado en los dos últimos años. En 2017, según cifras del Inegi, el número de homicidios creció 129 por ciento con respecto al año previo. La tasa de homicidio pasó de 12 a 27 por 100 mil habitantes, ubicándose por encima de la tasa nacional.

En Cancún mismo, los asesinatos casi se triplicaron en 2017 y se han casi sextuplicado desde 2014. La tasa de homicidio se ubica ya en 41 por 100 mil habitantes. Para poner las cosas en perspectiva, esa tasa es dos veces y media mayor que la registrada en la Ciudad de México.

La escalada ha continuado en 2018. Entre enero y junio, 392 personas fueron víctimas de homicidio doloso en Quintana Roo, de acuerdo a datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Eso equivale a un incremento de 193 por ciento con respecto al primer semestre de 2017.

La explosión de violencia e inseguridad ya ha empezado a afectar a la principal industria del estado: el turismo. Según Darío Flota Ocampo, director del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo (CPTQ), 300 mil turistas estadounidenses dejaron de visitar Cancún y la Riviera Maya durante 2017 y la caída se ha extendido al presente año. Los datos de ocupación hotelera generados por la Secretaría de Turismo parecen confirmar esa percepción: entre enero y julio de 2018, el promedio ha sido de 83.9 por ciento contra 86.2 por ciento en 2017.

¿Qué explica la oleada de violencia? No está enteramente claro. En los medios locales, se manejan historias sobre presuntos conflictos entre bandas de la delincuencia organizada. Algunos medios hablan de la “presencia” de al menos tres grupos: el Cártel de Jalisco Nueva Generación, La Barredora (un presunto brazo armado del Cártel de Sinaloa) y Los Rojos, la banda de Guerrero vuelta famosa a consecuencia de la tragedia de Iguala. Existirían asimismo algunas bandas locales: Los Combos, un grupo heterogéneo de supuestos Zetas y presuntos miembros del Cártel del Golfo, y una banda llamada en los medios como el Cártel de Cancún.

A esto hay que añadirle los muchos factores de disfuncionalidad social: crecimiento demográfico explosivo generado por oleadas sucesivas de migrantes jóvenes, desarrollo urbano desordenado y excluyente, dependencia casi absoluta de un solo sector económico, dotación insuficiente de servicios de educación y salud.

Y, por supuesto, debilidad institucional. En 2016, la policía estatal contaba con mil 229 policías preventivos, de los cuales mil 202 tenían ingresos inferiores a 5 mil pesos. De acuerdo a datos de la organización Impunidad Cero, la tasa de impunidad en el delito de homicidio en Quintana Roo es de 87.4 por ciento, la quinta más alta del país.

En resumen, Cancún no es aún Acapulco, pero se le empieza a parecer peligrosamente.


@ahope71

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