Como ha ocurrido desde las últimas semanas, ayer aparecieron narcomantas en varios estados del país, en las que presuntamente el líder del Cártel de SinaloaIsmael El Mayo Zambadallama a los otros cárteles “a dialogar” y les advierte “o se alinean o los alineo” porque, según se afirma en esas mantas, “con el apoyo del gobierno federal, comienza la limpia a la vieja escuela”. Esos mensajes, firmados por El Mayo se reportaron ayer en varios puntos de las ciudades de Zamora, Michoacán, y en la fronteriza Matamoros, Tamaulipas, en donde llamaron especialmente la atención por la reciente detención, el viernes pasado, del líder del Cártel del Golfo, José Alfredo Cárdenas Martínez, El Contador.

Mantas con mensajes similares, apoyando “la pacificación del gobierno federal” y advirtiendo que van “a limpiar las plazas”, aparecieron también en febrero en ciudades de Jalisco, Sinaloa, Sonora y Quintana Roo, todas ellas después del 16 de febrero, fecha en que el presidente Andrés Manuel López Obrador visitara los municipios de Badiraguato, Sinaloa, tierra del Mayo Zambada y Tamazula, Durango, ambos ubicados en el “Triángulo Dorado” del narcotráfico, y ahí reiterara que “no vamos a serenar al país con la fuerza, porque el fuego no se apaga con el fuego” y ofreciera una “paz y tranquilidad” fruto de la justicia.

Aunque hasta ahora ninguna autoridad ni instancia federal se ha pronunciado por el contenido de esas narcomantas, el que aparezca el nombre de El Mayo Zambada, quien fuera compadre y socio de Joaquín El Chapo Guzmán, y apareciera mencionado por testigos en el reciente juicio de Nueva York como presunto autor de presuntos sobornos a los presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, negados por ambos exmandatarios, remite al capo más importante y buscado en México, tanto por la DEA como el gobierno mexicano, que junto con Nemesio Oseguera El Mencho, del Cártel Jalisco Nueva Generación, representan las dos cabezas principales del narcotráfico.

Pero a diferencia del Mencho, cuya fuerza, poder criminal y leyenda son de nuevo cuño y datan apenas del sexenio pasado cuando se fortaleció su liderazgo delincuencial y su organización, el del Mayo Zambada es un poder que trasciende ya varios sexenios, partidos y transiciones políticas en México.

Se diría, por la nueva aparición de su nombre y por lo que dicen los mensajes difundidos en varias ciudades de la República, que el actual líder visible del Cártel de Sinaloa, que nació y creció como capo de la droga con los antiguos regímenes del PRI, que se fortaleció con los dos gobiernos del PAN y volvió a la cúspide con el regreso priista a Los Pinos en 2012, hoy se apresta a sumarse a la “Cuarta Transformación”. Montado en el discurso de pacificación y de fin a la guerra contra el narcotráfico que proclamó el presidente López Obrador, Ismael Zambada García parece que pretende ahora ser de nuevo un capo sexenal en el régimen de Morena.

Queda claro que no se puede validar o dar por auténticos los mensajes que se difunden en las llamadas “narcomantas”, utilizadas a veces como forma de contrapropaganda entre grupos del rivales del narco; pero ante la reiterada afirmación de que los capos firmantes actúan “con el apoyo del gobierno federal”, bien valdría la pena que el gobierno se pronunciara y se deslindara de cualquier grupo que esté utilizando falsamente su nombre. De lo contrario se generará la percepción de que capos como El Mayo, no sólo son transexenales y pluripartidistas, sino que sí serán parte o ayudarán en la estrategia de seguridad federal que, de la mano del secretario Alfonso Durazo, ha prometido “pacificar” al país. 

NOTAS INDISCRETAS…A Luis Felipe Flores, “El Felipillo”, lo ubicaron los agentes de la Policía Ministerial de la Agencia de Investigación Criminal cuando salía del Hotel Fiesta Inn de Gran Sur acompañado de una novia. El hijo de “El Ojos”, que lideraba lo que quedó del Cártel de Tlahuac y controlaba la venta de drogas en el sur de la CDMX salió del hotel en su camioneta de lujo y al percatarse que lo seguía el personal de la Fiscalía General de la República, aceleró para escapar. Unas cuadras adelante los agentes le cerraron el paso, pero como en película de acción “El Felipillo” logró evadir a los autos oficiales y comenzó una persecución de dos kilómetros por Periférico hasta que se vio acorralado y se bajó en el estacionamiento de Pabellón Cuemanco y dejó en la camioneta a la joven que le acompañaba. Delgado y bajito, el joven narco se metió debajo de una camioneta Suburban y se escondió tras las llantas y gracias a su complexión pasaba desapercibido, hasta que un agente lo vio y fue detenido. Al momento de su captura, mientras de la camioneta que había abandonado sacaban armas largas y dosis de drogas, lo primero que preguntó Luis Felipe fue quién de su gente lo había puesto. “¿Quién me puso, quién fue el hijo de la chingada”?, le preguntaba a los agentes que lo trasladaban a los vehículos de la FGR. A este joven escueto y delgado, se le ubica como el principal generador de violencia en el sur de la ciudad y como responsable de ordenar diversas ejecuciones de integrantes de grupos antagónicos de su organización que eran secuestrados y mutilados. A la muerte de su padre Jesús Perez Luna, “El Felipillo” tomó el control del Cártel y aunque su base de operaciones estaba en Tláhuac, donde operan sus hermanas Diana Karen “La Negra”, Samantha “Sam” y Liliana, todas de apellidos Pérez Flores, se sabe que él tenía su residencia en Tecámac, Estado de México, donde operaba con protección y giraba instrucciones a integrantes de su organización. Ni hablar, lo agarraron saliendo de un hotel…Los dados mandan Escalera doble. Bueno el tiro.

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