De manera muy callada, en Veracruz se está armando un expediente que apunta a culpar al ex priiísta Javier Duarte de encabezar una estructura criminal en su gobierno orientada a la desaparición de personas.

Sus conocidas raterías y corruptelas estarían escalando a cientos de asesinatos, a través de la creación y operación de un cuerpo policiaco dedicado a secuestrar y luego matar adversarios.
Durante el sexenio de Javier Duarte en Veracruz, según cifras oficiales, desaparecieron más de 2 mil 500 personas. Según fuentes allegadas a la indagatoria, sucedieron en 52 municipios, es decir, una cuarta parte del territorio estatal.

En días pasados, la Fiscalía General de Veracruz acusó formalmente a 19 ex funcionarios y ex policías de la desaparición forzada de 15 personas. Esto da una primera pista sobre cómo el caso puede subir hasta la figura del ex gobernador Javier Duarte.

El expediente se está aún configurando, me dicen fuentes bien informadas. Por el peso político de Duarte, será un misil al PRI en plena campaña presidencial, con los atentos saludos del Frente PAN-PRD.

Un testimonio clave para armarlo podría ser el de Arturo Bermúdez Zurita. Él fue secretario de Seguridad Pública de Duarte y amasó una fortuna que según las acusaciones le permitió ser dueño de bares y restaurantes en las más cotizadas playas de Quintana Roo. Está en la cárcel por los escándalos de corrupción: le imputaron tráfico de influencias, abuso de autoridad y enriquecimiento ilícito. Desde la prisión habría mandado un mensaje a la Fiscalía veracruzana en el sentido de que quiere “cooperar” en la investigación de desaparición forzada en la que también aparece señalado. El peso de sus palabras, si vienen acompañadas de pruebas y detalles, podría ser determinante para culpar a Javier Duarte.

También aparece como parte de esta presunta estructura institucional para las desapariciones forzadas quien fuera director de las cárceles del estado, Óscar Sánchez Tirado, aprehendido por presuntamente haber asesinado al novio de su pareja y haberlo enterrado en un rancho. Había huido a Sinaloa por miedo a represalias tras el cambio de partido en el gobierno. Lo agarraron en Mazatlán, donde gozaba los lujos de un yate de 50 pies (15 metros de largo), de acuerdo con lo difundido por el gobierno actual.

Será cosa de semanas para saber si se cuece este arroz que ya están cocinando… a la veracruzana.

SACIAMORBOS. Interesantes las reacciones de morenistas a las Historias de Reportero de ayer donde enlisté a muchos de los personajes polémicos que rodean a López Obrador. 
Unos dijeron que por qué no denunciaba también a los impresentables de Meade o Anaya (cosa que he hecho en el pasado), pero no defendían a los de la lista de AMLO ni desmentían su cercanía e involucramiento.

Otros soltaron el argumento de que esas alianzas eran muestra de la eficaz e incluyente operación política del aspirante presidencial de Morena. ¿O sea que si se van con el PRI, Meade es corrupto; pero si se suman a Morena, Andrés Manuel es pragmático?

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