El 29 de abril de 2018 se hizo viral un video que mostró la forma en que cuatro jóvenes fueron ejecutados en la entonces delegación Iztapalapa. La imagen provenía del C5 de la Ciudad de México. Las víctimas, presuntamente, vendían droga en una esquina de la calle Independencia, en la colonia Ampliación El Triunfo.

Se trataba de jóvenes de 23, 25 y 31 años. A las 21:21 de aquel día, una camioneta gris se detuvo de pronto frente a los jóvenes. Bajó un hombre con una AK-47 en las manos, y comenzó a tirar contra el grupo. Tres de los jóvenes cayeron. Uno de ellos, que había recibido la ráfaga en la espalda, aún se agitó durante unos instantes con vida. Finalmente quedó dramáticamente quieto.

Dos jóvenes más echaron a correr hacia un callejón. El sicario los persiguió, apretando el gatillo. Solo uno de ellos logró escapar. El otro cayó bajo las balas. Un segundo agresor, que portaba una gorra roja, remataba a los caídos.

El video mostraba el uso de armas largas en la capital del país. Era, de algún modo, el preámbulo del periodo más sangriento que ha vivido nunca la capital del país.

Un mes antes de aquella ejecución, el 29 de marzo, el entonces jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera había abandonado el cargo. Buscaba un puesto, que al cabo obtuvo, en el Senado. Su sucesor fue el exsecretario de Desarrollo Social, José Ramón Amieva.

Durante el gobierno de Mancera, según un conteo de Lantia Consultores, la cifra de ejecuciones iba de 13 a 36 al mes. La cifra histórica de ejecuciones en la capital del país era de 41. La ciudad había alcanzado aquel número en febrero de 2018.

El primer mes tras la renuncia de Mancera hubo en la CDMX 67 ejecuciones. El 5 de mayo había circulado la noticia de que acababan de cazar al jefe de extorsionadores de la Unión Tepito, Omar Sánchez Oropeza, El Gaznate, en un estacionamiento del centro. A partir de entonces se disparó el delirio.

El 29 de mayo, en el barrio de Guadalupe, en Iztapalapa, tres cadáveres fueron arrojados, desnudos, desde un vehículo en movimiento. Los cuerpos presentaban “huellas evidentes de violencia”. Los tres habían sido asfixiados. La madrugada del 11 de junio fue asesinado en la colonia Atlampa el número dos de La Unión Tepito, Juan Iván Arenas Reyes, La Pulga, quien salía de un complejo de departamentos ubicado a un costado de la torre Banobras.

El 10 de julio, seis cadáveres fueron abandonados en un Versa negro manchado de sangre. Según la policía, las víctimas habían sido ejecutadas en la ciudad de México. Aquella noche, las cámaras detectaron que el Versa ingresaba por Avenida Oceanía, se dirigía a Avenida Central y doblaba más adelante en Bosque de Libia. Un Sentra blanco le servía de muro. Tres de las víctimas fueron halladas en la cajuela, dos en el asiento trasero, una más en el del copiloto. Alguien había escrito en el polvo de la portezuela: “Fuerza Anti Unión”.

Las ejecuciones siguieron ocurriendo de manera incesante durante el segundo semestre de 2018. El 17 de julio aparecieron los cuerpos mutilados de dos personas en el Puente de Nonoalco. Había un mensaje: “Ya vamos por ti y todos los mugrosos k reclutaste para tu antiunión. Que empieze el desmadre perra tortas (sic)”.

Vino luego la incursión en la Plaza Garibaldi de un grupo de sicarios disfrazados de mariachi, quienes acribillaron a once personas a las puertas de una “chelería” —siete de las cuales perdieron la vida.

Al lado de aquellas ejecuciones mediáticamente impactantes, seguían sucediendo otras que muchas veces pasaban inadvertidas.

A finales de diciembre, por ejemplo, tres vendedores de pollo que presuntamente se habían negado a pagar extorsión, fueron acribillados en el mercado San Juanico.

Según el conteo de Lantia, en julio de 2018 las ejecuciones alcanzaron otro pico histórico: 70. En octubre ocurrieron 78, y en enero la cifra volvió a dispararse a 75.

En total, desde la salida de Mancera hasta febrero pasado ocurrieron en la capital 636. ¿Qué indican estos números? ¿Que la ciudad vivió ocho meses a la deriva, sin controles, con mandos policiacos ineficaces o totalmente entregados a sus propios negocios?

Quizá es pronto para saberlo, pero algo tremendo ocurrió en la ciudad, y son los resabios de aquel oleaje los que nos siguen golpeando.

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