En estos días, en los que todos dejamos de ser expertos como directores técnicos, para convertirnos en analistas políticos de temas como desabasto de gasolina, la presentación de Gerardo Martino en la Selección Mexicana ha ido perdiendo fuerza, aunque sería bueno recordar lo que se le tiene que exigir a este hombre en el proceso mundialista que está por iniciar.

Sí o sí  tiene  que  ser  una obligación  hacer que se recupere el hambre por vestir la camiseta de la Selección, porque han sido muchos los desplantes de algunos futbolistas que se sienten indispensables y que, por momentos, han hecho creer a la mayoría que son ellos quienes mandan en el representativo de nuestro país.

Otro de los objetivos que se tiene que poner es el del quinto partido en el próximo Mundial, pero sólo siendo muy sensato a la hora de hacer las convocatorias y tomando con la seriedad necesaria cada uno de los compromisos, será como pueda este equipo ganar en confianza, además de lograr el cambio generacional que —últimamente— parece ser muy prometedor, para que —con una nueva mentalidad— se busque cambiar la historia en los
Mundiales.

Vienen competencias importantes y veremos si todo lo que hoy parece ser alegría y esperanza para los aficionados, se puede mantener durante un proceso completo en el que se venga de menos a más y no sólo se siga siendo el rey de los partidos amistosos.

Es momento de volver a dominar el área y salir del estancamiento en el que llevamos metidos más de 30 años, al quedar eliminados en la misma fase en las últimas siete Copas del Mundo.

Ojalá se terminen las imposiciones de jugadores, como le ocurrió a Juan Carlos Osorio, y si apostaron por traer a alguien con esa experiencia, lo mínimo que se tiene que exigir es que lo dejen trabajar y armar el mejor representativo nacional, no al que solamente venda más camisetas.

@Gusocalderon

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