La semana pasada, el anuncio de la renuncia de Decio de María a la presidencia de la Federación Mexicana de Futbol ocultó uno de los temas más importantes que se trataron durante la última Asamblea de Dueños: el futuro de la Liga MX y del Ascenso MX.

Después de semanas de muchas especulaciones sobre lo que pasaría con los equipos de la segunda categoría del futbol mexicano, la Federación —a través de la Liga MX— dio a conocer una postura real sobre lo que sucederá en los próximos años.

La espera terminó. Los dueños de los equipos del ascenso han podido respirar, pero sólo por un momento. Queda claro que el descenso, por lo pronto, no desaparecerá, pero las reglas se han modificado nuevamente y no a favor de todos.

Cambios importantes tendremos en los próximos años. La Liga MX, como usted ya lo sabe, tendrá 20 equipos. Una medida que el propio Decio de María había eliminado hace algunos años. Robustecer al futbol mexicano es el objetivo, pero no en general.

Las nuevas disposiciones no fortalecen a todos los equipos. Aquellos que, deportivamente hablando, aspiraran al ascenso y no cumpliesen con los requisitos para pertenecer a la élite, tendrían que esperar su momento para ascender, mientras que aquellos que estuvieran destinados a descender podrían comprar.

La verdad es que aún todo es confuso. Las letras chiquitas sobre este tema pocos las conocen, o más bien, nadie. Si bien, la Liga MX determinó que seguirá habiendo ascenso, también existe la posibilidad de incrementar los requisitos, como los 10 millones de dólares que tendrían que asegurar mediante una fianza y que el equipo esté libre de ayuda de los gobiernos.

La tranquilidad no se tiene del todo. Queda claro que en el futbol mexicano todo puede cambiar de un momento a otro. Diez conjuntos se encuentran a medio respirar, su futuro no pinta del todo bien. ¿Cómo comercializar un equipo que no tiene posibilidad de ascender?, ¿las reglas sobre los requisitos a cumplir para pertenecer a la Liga MX se aplicarán a todos? Hay mucho por definir, pero por ahora es lo que hay: un poco más de incertidumbre, sobre la ya existente.