Vacaciones, descansos y algunos movimientos en el tablero de juego del Atlético de San Luis. Eso fue lo que dejó la inactividad en el equipo potosino que en poco tiempo ya ha mostrado indicios de carácter en los juegos, así como síntomas de anhelar un obsequio intangible como lo es el ascenso a la Primera División de futbol en México.

No quisiera que mis palabras se interpretaran como una inflación prematura al equipo pues desde luego que no la es. Sencillamente me gustaría señalar el trabajo que se ha realizado desde “La Presa” en estas pocas semanas que el plantel ha molido, sobre todo porque un buen comienzo te deja un buen sabor de boca.

Y para bien o para mal ese sabor termina por acostumbrar a las personas que siguen al conjunto sanluisino. Es muy temprano para distinguir las verdaderas intenciones que tendrá el Atlético, lo sé, pero no me voy a esperar a que tengan una mala racha para reventarlos, eso lo hace cualquiera –y se los dice alguien que no es “de sangre auriazul”–.

Las victorias en la pretemporada anticiparon de manera superficial lo que la oncena capitalina podía hacer. Sin embargo, pocos hubieran atinado a decir que el San Luis, a estas alturas, tendría un buen comienzo tanto en la Copa MX como en el Ascenso. Nada mal para una escuadra que dejó ir a los personajes más celebrados en su relato de acento español.

Es muy pronto para que las personas se ilusionen, para que la afición empiece a tener certezas de fe que se conviertan en francas aspiraciones con raíces longevas. Aunque también tengo clarísimo que es imposible pedirle a un clan tan involucrado que detenga su optimismo, muy a pesar del arranque perfecto que los de la cancha han tenido.

El apoyo de las personas ha continuado en los cotejos de local y la directiva lo sabe. En el encuentro que sostuvieron los –ahora– rojiblancos, en partido correspondiente a la Copa MX donde recibieron a los Tigres, la famosa “invasión felina” quedó como anécdota pues en las tribunas los colores pertenecieron a los anfitriones que supieron dar una respuesta plausible, tanto con los aficionados como en el marcador final.

Siento que el ascenso buscado, como fortuna novelesca, es una obligación testaruda que puede fracasar por el simple hecho de que se tome como algo que se tiene que lograr sí o sí. Igual habría que tomárselo más a la ligera, en el sentido de que las circunstancias pueden ausentarse a pesar de contar con los recursos necesarios para ascender, tal como sucedió la temporada pasada.

Otra cosa en la que quiero enfatizar es en los refuerzos que llegaron a la institución. De forma muy respetuosa creo que no fueron los fichajes que los fanáticos esperaban, algunas contrataciones incluso pasaron desapercibidas. No obstante, los grandes nombres y apellidos tampoco garantizan espectáculo ni funcionamiento –porque también lo hemos vivido–, y puede que esa sea la razón por la que el equipo marcha sigiloso y precavido.

No tengo duda de que las pruebas complejas se presentarán poco a poco, como si la lucha anterior brindara los aprendizajes adecuados para medirse a la siguiente, el futbol es así. Lo que me gustaría ver es cómo lo resuelve el equipo, cómo se administran las situaciones adversas que broten, tanto en lo deportivo como en lo directivo.

Lo cierto es que el plantel ha podido comenzar con el pie derecho esta temporada y su deber, si es que quieren concretar el objetivo del ascenso, es mantener el buen paso, aprender de los errores y corregir muy a tiempo. Solo así podrán tener una nueva oportunidad. Como ya lo he mencionado: la plaza es histórica, pero el equipo todavía no. Tiene que competir por ganarse un lugar en nuestra memoria.

Google News