En estos días los cambios en las presidencias municipales del estado de San Luis Potosí han saturado los medios de comunicación. Tomas de protestas, anuncios de gabinetes, resolución de problemas de las administraciones salientes y entregas recepción para las gestiones recién electas.

De hecho, como seguramente sabrán –porque el centro de la ciudad estaba cerrado–, ayer también fue la toma de protesta del nuevo presidente municipal en la capital potosina. Pero bueno, no nada más en San Luis se llevó a cabo la presentación de los nuevos equipos que velarán por nuestro territorio, los eventos protocolarios estuvieron por todo el país y es aquí donde me gustaría aterrizar en Morelos.

La noticia de que Cuauhtémoc Blanco presentó a las personas que trabajarán con él durante su estancia en la gubernatura morelense ha sido cuestionada por varios motivos. Del que hablaré hoy es la incorporación de ex futbolistas y gente que perteneció al entorno del esférico en México.

Son varios personajes los que ha escogido Cuauhtémoc para que lo acompañen en esta travesía de seis años, entre los que quisiera destacar a Germán Villa, Isaac Terrazas, Gilberto Alcalá y Francisco Reyes Olvera. Todos con gratos momentos en el futbol mexicano y con gran legado dentro del rubro al que pertenecieron.

Pero yo me pregunto, ¿debemos aplaudir ese tipo de decisiones, por que el pueblo es el que ha subido al trono de maíz a gobernar, o debemos exigir que la gente que se prepara exclusivamente para ser político sea quien ocupe esos puestos? La crítica apenas inicia y la sociedad espera más que una respuesta genérica como la que tenían al final de cada partido.

No hace falta que enliste todas aquellas personas que tampoco se prepararon para ser diputados, senadores o presidentes municipales y que actualmente se jactan desde un puesto público, pero hay que reconocer que el fallo mexicano de adoptar figuras de la industria del entretenimiento ha crecido sin medida y con monstruosa decepción.

El ex boxeador Erik “El Terrible” Morales y el ex futbolista Manuel Negrete también han elegido el camino político para continuar con sus vidas profesionales. Si bien es cierto que la carrera de un deportista concluye a temprana edad, la “polaca” les ha brindado un segundo aire para una de dos: para continuar con la cartera vasta o para velar por los intereses de una sociedad desigual. Usted elija.

Por cierto, lo dicho con anterioridad en el caso de Cuauhtémoc, no es porque hallan sido americanistas, árbitros o miembros vitalicios de un estadio. Juro que he dejado de lado la antipatía para que no halla ofensas por algún recelo.

Ahí también tenemos el caso de Ana Gabriela Guevara, otra deportista que será la nueva titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) en la administración federal que comenzará el primero de diciembre, institución donde incluso Carlos Hermosillo y Jesús Mena ya ocuparon el puesto. Un paso con más pena que gloria, excelentes deportistas en sus disciplinas pero deudores en los resultados de la gestión deportiva. Dos cosas muy distintas.

No me considero un experto en política, tal vez no esté ni cerca de serlo, pero me cuestiono sobre la posibilidad de que una persona con más preparación administrativa pudiera sustituir a dichas personas, pero en este punto tampoco estoy convencido de que la tecnocracia gubernamental pueda aclarar el agua infectada en la que vivimos.

¿Será que el populismo –representado en éste escrito con figuras del deporte mexicano– merece el beneficio de la duda para laborar en un ámbito dispar al que les otorgó su reputación?, ¿o la marrullería volverá a aparecer disfrazada de otra ideología directiva?

¿Política evolutiva o involutiva?

Aldo Casas.

Foto: El Universal

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