Es frecuente ver que en las redes sociales de muchas instituciones culturales publican invitaciones similares esto: “¿Sin planes hoy? Ven a conocer…”. Personalmente, me disgusta, pues da la idea de que las propuestas educativas y culturales que tanto trabajo cuesta traer, programar y ejecutar son solo planes de emergencia para cuando los amigos no se juntan o no se organiza una fiesta.

En esta ciudad existen entidades con una larga historia en cuanto a educación cultural, como el Instituto Potosino de Bellas Artes y su Centro de Difusión Cultural Raúl Gamboa, en el cual se presentan los resultados de los alumnos. Ambos sitios representan una parte de la evolución del arte en San Luis, desde su arquitectura hasta sus más novedosas propuestas como talleres de arte urbano.

Y del otro lado, están los jóvenes, como el Centro de las Artes de San Luis Potosí y el Museo Laberinto de las Ciencias y las Artes, con apenas diez años, durante los cuales han recibido exposiciones importantísimas a nivel internacional. Y hay mucho más: todos los museos a cargo de la Secretaría de Cultura como el de la Máscara con un acervo riquísimo o el Museo Francisco Cossío con décadas de trayectoria, por mencionar algunos.

La Universidad Autónoma de San Luis Potosí tiene su agenda cultural al tope cada mes con las magníficas transmisiones de ópera desde Nueva York, talleres de vino, conciertos, charlas; me quedo corta. Y así como la más importante institución educativa nos invita a cientos de actividades, así las demás universidades que van abriendo camino.

El Museo Leonora Carrington, recién estrenado el año pasado, acaba de inaugurar su primera exposición apenas el viernes pasado. Las propuestas comienzan a llover para donde volteemos la cabeza. La idea es mirar, ver qué es lo que más nos llama la atención y lanzarnos a ello para enriquecer nuestra cultura, valorar nuestro patrimonio y sentirnos orgullosos de que en nuestra casa se producen y presentan discursos que en otros lugares no tienen.

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