La tragedia que ensombreció a Tlahuelilpan este fin de semana, donde al menos 78 personas han perdido la vida tras una explosión ocurrida en un ducto de Pemex, salpicó también al líder petrolero, Carlos Romero Deschamps, cuyo sindicato ha sido acusado una y otra vez de estar coludido e incluso operar redes de huachicoleo.

Luego de varias ocasiones en las que Andrés Manuel López Obrador se había negado a enfrentar públicamente al líder sindical, este domingo, finalmente —y ante una enorme presión por la actuación del Ejército y los cuerpos policiacos para evitar la tragedia—, el Presidente le lanzó un mensaje claro y contundente.

“Si existen denuncias se va a proceder. Con pruebas, se pone a consideración de la autoridad competente”, dijo para rematar con una frase que ya había mencionado durante la presentación del plan de refinación de Pemex, en la que fuera de toda tradición no estuvo presente Romero Deschamps: “No protegemos sindicatos, el gobierno no tiene dirigentes preferidos. No hay línea de proteger a nadie”.

López Obrador añadió que instruirá al flamante fiscal General de la República, Alejandro Gertz, para proceder con autonomía frente a este y otros casos.

Este lunes, la agrupación disidente al liderazgo de Romero Deschamps, denominada Coalición Nacional de Trabajadores Petroleros, acudirá a la Fiscalía General de la República a presentar una denuncia contra el líder petrolero, quien, según fuentes de Pemex, no ha sido recibido por la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, para su toma de nota, por lo que se encuentra fuera del país, presumiblemente en Argentina.

El grupo sindical, que a decir de algunos de sus integrantes está conformado por 26 mil de los 120 mil trabajadores sindicalizados de las 36 secciones, lleva dos años intentando coligar a las diferentes fracciones disidentes, entre ellas a la que lidera Jorge Fuentes García, coordinador general de la Gran Alianza Petrolera y el Frente Nacional Petrolero, quien en múltiples ocasiones ha denunciado a Romero Deschamps y sus principales lugartenientes, como Héctor Sosa, líder de la sección 34, quien suele alardear de su poder dentro la sede de la empresa petrolera en Marina Nacional.

La aliada de la Coalición Nacional de Trabajadores Petroleros en el Poder Legislativo es la senadora por Morena, Cecilia Margarita Sánchez García, quien cabildea ya con la Comisión del Trabajo para revisar el tema de la toma de nota de Romero Deschamps y del resto de los líderes de las 36 secciones. Incluso se dice que podría ser la legisladora por el estado de Campeche —donde se reubicará la sede Pemex— la que podría sustituir al otrora poderoso líder sindical.

Desde el exilio, Romero Deschamps mantiene contacto con varios de los líderes de sección del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), a quienes les sigue dando instrucciones para tratar de evitar lo que parece inevitable: su caída y posible aprehensión. La instrucción es buscar aliados cercanos al Presidente López Obrador.

Las estrellas se han desalineado para Carlos Romero Deschamps, sobre quien más bien se comienza a formar una tormenta de dimensiones insospechadas. Para colmo, el secretario general del STPRM es el líder de la sección 35, cuya jurisdicción es el estado de Hidalgo, donde ocurrió la terrible explosión y donde el multimillonario trabajador petrolero ostenta el cargo de jefe departamental de soldadura.

Posdata. Se mantiene la fecha fatal del 18 de marzo para que Romero Deschamps renuncie a la dirigencia del sindicato y los disidentes calculan de tres a seis meses para que sus denuncias penales hagan efecto. Ya veremos.

 

 

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