El 28 de febrero es el límite para que Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE) logre la continuidad del Gran Premio de México, a través de un nuevo acuerdo con la empresa Liberty Media, la encargada —por la Fórmula Uno— en tener todo en orden para la realización y logística de carreras de la máxima categoría.

Sólo restan ocho días para esto y, ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador fue contundente al declarar, ante la pregunta expresa de nuestro compañero Miguel Ávila, que no conoce los contratos de F1, pero que el Gobierno no gastará en este tipo de espectáculos.

Según lo que trasciende, el Gobierno mexicano pagó alrededor de 43 millones de dólares para la realización del Gran Premio. Si esto se lleva a los cinco años de contrato, que fue lo que firmaron en el regreso de la F1 a nuestro país, fueron alrededor de 250 mdd. No es una cantidad anual definida; es decir, podía variar dependiendo de lo que designara el Consejo de Promoción Turística, mismo que hoy ya no existe.

Obviamente se ha argumentado, y con razón, que esa inversión tiene retorno por medio de la derrama económica que se desata en la Ciudad de México durante la semana del evento.

Hay que recordar que el grupo estadounidense Liberty Media, propiedad del multimillonario John Malone, logró la compra de la F1 en los primeros días de 2017, en una operación de cuatro mil 400 millones de dólares. Y aunque claro que en ese momento se respetaron los contratos que ya tenían firmados, para los que ya les han tocado o les tocará negociar, seguramente cambiarán muchas de las condiciones.

Los reportes después de las primeras tres ediciones señalan que se obtuvo una derrama superior a los 23 mil millones de pesos. Esta cantidad era casi seis veces más de lo que los organizadores pagaron a Liberty Media por cada año del contrato. Para 2018 y lo que viene de 2019, se habla de que las ganancias fueron cercanas a los 40 mil millones de pesos.

Con estas cuentas, el negocio parece redituable, aunque habría que tener un panorama más claro de lo que ha representado para el Gobierno, más allá de la repercusión en cuanto a la imagen del país para efectos de lograr que el turismo internacional tenga a México como un destino confiable.

De regreso al tema de la renovación de contrato, también habría que tomar en cuenta que, como en todo negocio, no existe una nueva firma sin que cambien las cantidades; es decir, el convenio que pudiera firmarse para que la Fórmula Uno continúe en México a partir de 2020 no tendría las mismas cantidades del que se firmó en 2014 —esos 43 mdd—, en las que no se incluían algunas otras cosas que generaban un gasto extra.

En ninguna parte del mundo, ser parte de la organización de un evento como la F1, NFL, NBA, etc. debe ser una prioridad, eso queda claro. Está claro, también, que la inversión privada, si es que quieren mantener el negocio de la Gran Carpa en México, debe hacer un gran esfuerzo para firmar por otros cinco años, ya que de no ser así, sedes como Miami, Nueva York, Los Ángeles y hasta Hanoi (capital de Vietnam), están en la fila para quedarse con esa fecha de la temporada.

@gvlo2008

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