En verdad que el boxeo como deporte, tomándose como una actividad de alta competencia entre dos atletas, no es más que una anécdota. Y no está mal, al final de cuentas, si han convertido esta disciplina en un negocio tan rentable, lo mínimo que pueden hacer es montar un show que tenga satisfechos a todos los que quieren consumirlo.

Saúl Álvarez se  convirtió en la imagen del boxeo mexicano en tiempos en los que no existe algún otro exponente que pueda quitarle ese lugar. No hay peleador, ni más joven ni más veterano, que logre los niveles de audiencia y ventas, lo cual lo hace un producto muy rentable para las marcas, televisoras, en fin.

Quizá no sea el boxeador con mejor técnica y su carrera haya iniciado con enormes dudas, al tratarse de un producto hecho a la fuerza, pero no hay duda de que fue aprendiendo del negocio y hoy sabe venderse bien, además de que ahora tiene esa imagen aspiracional para muchos.

Y de eso se trata, de sacarle provecho a sus condiciones como deportista, pero también, en este caso a lo que hay fuera del ring. Se trata del atleta mexicano mejor pagado en la actualidad y que  ha vuelto a mover millones de dólares con todo el morbo y la polémica generada en torno a la segunda pelea en contra de Gennady Golovkin.

Tan sólo por cuestiones de pago por evento tendrán una ganancia de  80 millones de dólares, además de unos 30 mdd más por la taquilla. Si a esto le sumamos la ganancia por derechos internacionales y lo que se vende alrededor de la pelea, se tiene un aproximado de 150 mdd.

Ante un acontecimiento como el del sábado en Las Vegas, lo único que los aficionados al boxeo esperan es no volver a ser defraudados por el resultado final, como ha sucedido en otras funciones y como ocurrió en el primer pleito entre estos dos, cuando después de 12 rounds los jueces decidieron que se trataba de un empate, lo que provocó la reacción de los miles de asistentes en la T-Mobile Arena  y dejó la sensación de ser un teatro preparado para organizar la revancha, que finalmente se llevará a cabo este sábado.

Si Saúl Álvarez quiere quitarse esa sombra del empate de hace un año y en verdad demostrar que es el mejor boxeador mexicano —no sólo por imagen y marca—, debe noquear a Golovkin, quien además, se la ha pasado calentando la cabeza del Canelo con distintas declaraciones que han subido de tono, al grado de asegurar que quiere lastimar al mexicano, lo cual  me parece lamentable, más, cuando se trata de un deporte en el que cada que suben al ring exponen su vida.

Terribles las declaraciones de este hombre que  con tal de ganar unos millones de dólares extra, ha hablado de más, lo que como bien se reporta en las páginas de EL UNIVERSAL Deportes, le ha costado millones de dólares al tapatío, tras una serie de negociaciones sucias por parte del kazajo.

Y aunque los promotores siempre dirán que la siguiente es la pelea más esperada, solamente para vender, en esta ocasión se ha generado una buena expectación a la que solamente corresponde una victoria contundente de cualquiera de los dos boxeadores, de lo contrario, quedará la sensación de que querrán volver a llenar sus bolsillos de dólares con una tercera pelea. Otro empate, sería un ridículo total.

@gvlo2008

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