El último debate entre los candidatos presidenciales será también la última oportunidad para saber si eso que llaman “el voto útil” tiene realmente posibilidades, y si puede fortalecer a un candidato para que claramente se coloque en un segundo lugar fuerte que compita realmente por la Presidencia, o si eso no ocurre y del tercer ejercicio sale un candidato puntero ya inalcanzable e invencible y dos candidatos muy abajo, más cercanos al tercer lugar, que lleguen al 1 de julio ya solo para pelear entre ellos por ver quien gana más votación y se queda con la segunda posición.

Dicho de otro modo, del encuentro de Mérida puede salir ya un ganador claro de la Presidencia o también podrían salir dos contendientes con posibilidades de ganar esa elección, si es que Ricardo Anaya o José Antonio Meade logran ganar de manera clara y contundente este debate y eso coloca, solamente a uno de los dos, en posibilidades de atraer finalmente a los votantes indecisos y antilopezobradoristas para enfrentarse a Andrés Manuel; aunque también cabe la posibilidad de que Anaya y Meade terminen por anularse los dos, con su guerra furibunda y a muerte, recrudecida en las últimas horas con videoescándalos y acusaciones de “vulgar ladrón” y de “cárcel a Peña Nieto”, con lo cual ambos le estarían dejando el camino libre a Los Pinos a López Obrador.

Porque en este debate veremos dos estrategias completamente opuestas: por un lado a dos candidatos que van a hacer la guerra con todo, entre ellos y contra el puntero, con la misma táctica de ataques que el panista y el candidato priísta repitieron en el primero y el segundo debate, y que es muy probable que vuelvan otra vez al tono bélico y de confrontación directa en su afán de “tirar y alcanzar” al primer lugar en las encuestas. Pero por otro lado, también veremos una estrategia mucho más pacifista y conciliadora por parte del candidato de Morena, quien difícilmente se va a arriesgar en el último debate —si no lo hizo ni en el primero ni en el segundo— y según afirman sus asesores, Andrés Manuel va a resaltar su condición de primer lugar con gestos como “tenderle la mano” a sus tres adversarios, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Jaime Rodríguez El Bronco, a quienes convocará “a trabajar unidos” en su “próximo gobierno”.

En cuánto a los temas que se abordarán en el tercer debate, hay materia para el lucimiento de todos: López Obrador tendrá su mejor discurso al hablar de “pobreza y desigualdad”; Meade tiene el tema de “crecimiento económico” para lucirse; y Anaya puede brillar con asuntos como el “desarrollo sustentable y cambio climático”, además de “ciencia y tecnología”. En cuánto al Bronco, tal vez no luzca en ninguno de los temas, pero eso sí siempre tendrá espacio para sus bromas y propuestas entre sensacionalistas y jocosas, pues como siempre es el que menos tiene que perder al ser también el rival más débil.

Así es que si los otros dos debates no modificaron sustancialmente las tendencias de esta elección, es muy probable que este tercer debate tampoco lo haga; pero lo que sí se logró con los debates anteriores y es posible que también ocurra con este último, es ahondar en las percepciones. Y si el debate de Minería y el de Tijuana reafirmaron la percepción de que sólo había un puntero con posibilidades de ganar la Presidencia (López Obrador) y un segundo y tercer lugar que no lograban darle alcance (Anaya y Meade), este debate de Mérida definirá la percepción final, a 15 días de la elección, de si al 1 de julio llega sólo un candidato con posibilidades reales de ganar o si de aquí sale un segundo lugar fortalecido que le pueda dar la pelea y dos candidatos, el tercero y el cuarto lugar, que ya no tendrían nada que hacer.

NOTAS INDISCRETAS… El pasado 8 de junio, la senadora Silvia Garza, representante de Medio Ambiente de la Coalición Por México al Frente, presentó en conferencia de prensa la “Agenda Ambiental que proponen los tres partidos que forman esa alianza. Hasta ahí todo iba bien, pero horas más tarde, comenzó a circular un documento que respalda las propuestas de Ricardo Anaya, y que incluía los logotipos de varias organizaciones ambientalistas que han pedido a los candidatos a la Presidencia que presenten sus propuestas en materia ambiental. El “oso” vino cuando varias de esas organizaciones civiles de ambientalistas comenzaron a denunciar, en redes y con comunicados, que ellos no habían autorizado el uso de sus logotipos y nombres ni apoyaban las propuestas de Anaya. Grupos como GYBN y la Red Global de Jóvenes por la Biodiversidad capítulo México se deslindaron y desconocieron el origen del documento de Anaya que utilizó sus nombres, lo mismo hizo el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, que emitió una “aclaración” para negar que “como organización estemos con algún candidato o coalición”. ¿Quién se quiso pasar de listo utilizando los logos y nombres de los ambientalistas serios para promocionar la propuesta de Ricardo Anaya?... Los dados mandan Serpiente doble. Mal comienza la semana.

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