Una planta de luz de 6 mil 500 watts, que es de las más potentes del mercado, consume cinco litros de Diesel por hora. En Jalisco, el litro de ese combustible durante el último mes se vendió en promedio en 20.52 pesos. Mantener esa planta de luz encendida las 24 horas de los 30 días del mes costaría 73 mil 872 pesos. El gobierno del priista Aristóteles Sandoval no los quiso pagar. Entonces se destapó el escándalo. Esta es la historia:

Cuando en enero de este año el gobierno de Jalisco comenzó a llenar de cuerpos no identificados el primer tráiler, las organizaciones civiles de derechos humanos y los colectivos de búsqueda formados por familiares de víctimas y desaparecidos no se enojaron: la unidad estaba a la vista de todos dentro del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses y contaba con mejores condiciones de refrigeración que dentro de las oficinas. Lo consideraban más digno. Por eso nadie dijo nada.

Con el paso de los meses, el tráiler se llenó por completo de cuerpos envueltos en bolsas negras, apilados, uno enseguida del otro. El personal caminaba encima de los cadáveres hacinados. Y entonces vino la llamada al equipo del gobernador.

Fuentes involucradas en el caso me aseguran que el director en aquel tiempo, Luis Octavio Cotero Bernal, descolgó el teléfono y llamó al círculo cercano del mandatario estatal para que le transmitieran una petición: que le asignara 70 mil pesos mensuales de presupuesto extra para pagar el Diesel que mantenía operando la planta de luz para la refrigeración del tráiler porque el presupuesto del Instituto Forense no alcanzaba.

Cotero dijo que no hubo respuesta y entonces decidió echar el camión a la calle para visibilizar la tragedia. Esto desató una nutrida indignación pública que derivó en un pleito político público entre el director del forense Cotero y el gobernador Sandoval. El 17 de septiembre, Luis Octavio Cotero Bernal fue destituido por Aristóteles Sandoval, pero antes de irse repartió culpas en toda la escalera gubernamental y advirtió que su denuncia podría poner en riesgo su vida y la de su familia, que dicho sea de paso está incompleta desde la desaparición de su hija Indira Alma Ortiz, de 37 años de edad, el pasado 9 de julio.

SACIAMORBOS. Si el presidente de la Suprema Corte, Luis María Aguilar, cumple la promesa de limpiar de nepotismo al Poder Judicial estaremos viendo el mayor recorte de personal en la historia reciente de México.

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