El anuncio de dos días de movilizaciones, marchas y protestas de la CNTE en la Ciudad de México para este 19 y 20 de marzo, en rechazo al dictamen de Reforma Educativa que votarán en la Cámara de Diputados, revive inevitablemente el fantasma de la última presencia importante que tuvo el magisterio disidente en la capital, que comenzó con un plantón en el Zócalo el 1 de mayo de 2013 y terminó el 19 de febrero de 2016 con el retiro de su campamento instalado en el Monumento a la Revolución, un lapso de casi tres años en los que los maestros de la Coordinadora mantuvieron en jaque no sólo a los capitalinos con bloqueos, marchas y plantones, sino al entonces Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.

Fue tan larga y desgastante aquella última protesta de la CNTE en la CDMX, que ante la actuación vacilante del entonces gobernante y hoy senador perredista, sus niveles de popularidad y aprobación entre los capitalinos, que en sus primeros cinco meses de gobierno rondaban casi el 80 por ciento, terminaron cayendo en los dos años y nueve meses que duró la presencia de los maestros en las calles de la ciudad, a niveles de 30 por ciento. Para cuando los docentes se retiraron del Monumento a la Revolución, cuyos alrededores, negocios, comercios y oficinas mantuvieron colapsados por año y medio, Mancera se había agotado casi todo el enorme bono político con el que llegó a gobernar la ciudad en diciembre de 2012, luego de un triunfo histórico en las urnas con casi 60 por ciento de la votación emitida.

Hoy que los grupos más radicales del magisterio nacional, provenientes de Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Chiapas, anuncian su nueva “jornada de movilizaciones contra la Reforma Educativa”, ya no del expresidente Enrique Peña Nieto, como ocurrió en 2013, sino la que propone el presidente Andrés Manuel López Obrador y su secretario de Educación, Esteban Moctezuma, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, también de Morena, tiene ante sí quizás el reto político más fuerte en el arranque de su administración.

Apenas el domingo Sheinbaum festejaba, con un discurso en el Teatro de la Ciudad, sus primeros 100 días al frente del gobierno de la CDMX. Llegó a esta primera aduana con un altísimo nivel de aprobación, que también ronda 80%, según las últimas encuestas, pero también con problemas graves en materia de seguridad en la ciudad y con varios programas iniciados para resolver los problemas de movilidad, servicios y los temas pendientes de la reconstrucción que heredó del anterior gobierno.

Va a ser interesante ver cómo enfrenta la jefa de Gobierno y su operadora política de cabecera, la secretaria de Gobierno, Rosa Icela Rodríguez, el reto de las movilizaciones de la CNTE. De su lado están los vasos comunicantes que aún existen entre Morena y el magisterio disidente, que pueden ayudar a negociar y operar protestas no tan radicales y que no se alarguen con plantones ni campamentos, aunque en contra está el reciente caso de la toma de las vías ferroviarias en Michoacán en el que, a pesar de los apoyos económicos y la atención personal que le dio el presidente López Obrador y el secretario Moctezuma, los maestros tardaron casi un mes para retirar el bloqueo a los trenes de carga, además de que la división interna de algunas facciones radicales alargaron los plantones y aumentaron el enorme costo económico que tuvo esa protesta local de la Coordinadora para el traslado de mercancías y materias primas para la industria desde el Puerto de Lázaro Cárdenas.

La decisión de la jefa de Gobierno de desaparecer el cuerpo de Granaderos, que aún no se sustituye con ningún otro grupo de contención, será también una desventaja que, sin embargo, en la nueva política de “cero represión” y de negociación y diálogo con los grupos inconformes, tendrá una de sus primeras pruebas de fuego para Claudia Sheimbaun y su gabinete. La CNTE no es fácil y menos en la CDMX; sino que se lo pregunten a Mancera.
 
NOTAS INDISCRETAS…
 Anoche se esperaba que la dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polenvsky, anunciara a las 10 de la noche el resultado de la encuesta que definió al candidato de su partido a la gubernatura de Puebla. Todas las señales, hasta el cierre de esta columna, apuntaban a que el electo será Miguel Barbosa, ex senador y quien repetirá en la candidatura por la que ya compitió en la elección de julio de 2018. Barbosa se impondría así, en una fuerte lucha interna, al senador morenista, Alejandro Armenta y a la también senadora del PT, Nancy de la Sierra. En la víspera de que se conociera el resultado, Miguel Barbosa rechazó, a través de su cuenta de twitter, que su estado de salud esté afectado o se haya agravado en los últimos meses por la diabetes que padece. “Por la incesante guerra sucia en mi contra, a todos lo preocupados sobre mi salud les digo: Estoy más fresco que una lechuga, disfrutando de mi familia y en espera de los resultados de la encuesta. Ya paren, no les funcionó. Sé quienes son”, dijo el aspirante morenista. El sábado en esta columna publicamos sobre la existencia de videos que mostraban a Miguel Barbosa teniendo que ser auxiliado por un asistente por dificultades para caminar y ver, pero el ex senador perredista se comunicó para decirnos que “es falso, mi salud está excelente y esos son videos viejos que ya utilizaron los panistas el año pasado en su guerra sucia y que mienten”. También acusó la existencia de una guerra interna en su contra, encabezada por el senador Ricardo Monreal en apoyo de Alejandro Armenta, y negó tener vínculos con el morenovallismo y con el PRI, como sostienen análisis hechos por sus adversarios internos. “Yo no conozco a Lastiri (Juan Carlos) tengo un pleito político para siempre con Enrique Doger, yo soy el enemigo político del morenovallismo”, dijo el candidato Barbosa, y añadió que de ser candidato recorrerá el estado “trabajando más que cualquiera” para demostrar que su estado de salud no está comprometido… Por cierto que también Enrique Doger, ex candidato del PRI a la gubernatura, negó estar apoyando a Morena en estos comicios “porque estoy convencido que Barbosa, que seguramente será el candidato, es lo peor que le puede pasar a Puebla”. Eso sí, Doger, quien fue rector de la BUAP, también descalificó al candidato del PRI para esta elección, Alberto Jiménez Merino, por ser integrante del grupo de Mario Marín, “quien hundió a Puebla en 2010 y en la pasada elección de 2018 apoyó a Morena y a sus candidatos”. Dijo que desde hace 15 días se expresó en contra de la designación que hizo el CEN del PRI y que no apoyará al abanderado priista… Por cierto, en el relajo interno que trae Morena, anoche la Comisión Nacional de Honor y Justicia de ese partido le concedió la razón a Jaime Martínez Veloz, aspirante a la alcaldía de Tijuana, quien impugnó la encuesta como método de elección para el candidato morenista y declaró inválida la encuesta por la que se eligió como candidato al empresario tijuanense Arturo González. Pero apenas se conoció la resolución de la CNHJ de Morena y Leonel Godoy, delegado del partido en Baja California anunció que impugnará la resolución. Qué relajo se traen los morenistas…Los dados mandan Serpiente doble. Caída libre.

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