El inicio de la era Martino está marcada por la disciplina. No cualquiera se atreve a concentrar a la Selección Mexicana como lo ha hecho el entrenador argentino. En Chula Vista, en el centro de alto rendimiento del Comité Olímpico de Estados Unidos, el Tata entendió que —para conocer a fondo a los futbolistas— se necesita tenerlos totalmente concentrados, sin distractores, sin compras; ahora sí como lo que son: atletas de alto rendimiento.

Nunca antes habían vivido unos días con futbol mañana, tarde y noche. Con habitaciones pequeñas, con una salita en medio de cada dos cuartos, donde está la televisión, cocineta y baño. Es decir, están viviendo durante cuatro noches y cinco días en un lugar donde la convivencia con atletas que estarán en Tokio 2020 —por parte de Estados Unidos— es constante, entendiendo así que es la única manera de tener éxito en el deporte.

Entendible es que Martino, al no haber tenido a todos reunidos con anterioridad, quiera conocerlos, saber sus pretensiones, actitudes, comportamientos y, en Chula Vista, seguramente lo estará consiguiendo y —obviamente—, sacando conclusiones que pueden transformar a la Selección Nacional en su próxima competencia oficial: la Copa Oro.

Así pasarán algunos días: en un campo de concentración, al fiel estilo de las grandes potencias. Ahora, vendrá la primera conferencia de prensa de Martino,  en la que hay demasiados cuestionamientos que seguramente responderá.

¿Dejará ir a futbolistas después del partido del viernes?, ¿habrá rotaciones al estilo del multicriticado Juan Carlos Osorio? De ser así, todo lo que se vive en esta concentración será una pantomima, una farsa.

Si hay un daño colateral del pasado proceso es precisamente lo permisivo que fue el entrenador con los futbolistas, quienes hacían lo que se les pegaba la gana con tal de salir corriendo de regreso a sus equipos, como si estar con la Selección Nacional fuera una losa pesada de cargar.

La ilusión de una nueva etapa del equipo está en todos los aficionados. Hay que entender que, para llegar a Qatar 2022 en plenitud, el entrenador debe entregar inmediatamente credibilidad al proyecto, hacer que la imagen sea distinta a la de sus antecesores, y que si hay futbolistas que no pretenden seguir estándares disciplinarios, la puerta debe estar abierta.

Olvidarse de todo y concentrarse al máximo debería ser el objetivo de todos. Eso le haría muy bien al futbol nacional y a una Selección a la que ser parte de ella debe considerarse como el máximo anhelo, no cumplir por cumplir, sin ideas, sin motivación. De lograr esto, el Tata Martino seguramente tendrá éxito, porque talento existe, solamente que no lo han explotado correctamente.

Así inicia un nuevo camino a una Copa del Mundo, con ideas claras, en donde la disciplina debe jugar un papel fundamental. A Martino se le nota que es un hombre calculador, ya lo estarán conociendo más los futbolistas, como él conocerá a fondo quiénes deben seguir, sea quien sea, y que nunca estén por encima de los intereses grupales.

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