Un equipo de historiadores encontraron en los archivos de la Universidad de York una historia extraordinaria. En el siglo XIV una monja fingió su muerte para poder huir del convento en el que estaba para perseguir "el camino de la lujuria carnal", según se lee en las palabras del arzobispado de entonces.

El relato en el que la religiosa usò un muñeco a semejanza de su cuerpo para cumplir su cometido fue hallado entre los 16 registros donde los arzobispados de York daban cuenta de sus negocios.

El texto, firmado por el arzobispo William Melton en 1318, indicaba que Joan, como se llamaba la monja, decía padecer una enfermedad mental para llevar a cabo su misión "con malicia pensada", para la cual contó con varias personas e incluso había pensado hacer su entierro en un espacio sagrado.

La profesora Sarah Rees Jones fue la encargada de dirigir la investigación que dio con la historia de Joan, de quien no se sabe si regreso o no al convento.

Rees Jones dijo a  que por hay muchas historias de monjes y monjas que dejaron sus conventos y no siempre se conocía en qué terminaban estas historias, aunque por lo general tiene su relación con no querer ser célibe.

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