La restauradora alemana Constanze Schaaf, a cargo de las dos piezas prehispánicas que se entregarán mañana a autoridades mexicanas en Munich, declaró hoy que son las más antiguas en madera de la cultura olmeca en el continente americano.

La cultura olmeca es una de las más antiguas de América, y la edad de las piezas puede ser de tres mil años, mismas que fueron encontradas en un pantano donde se llevaban a cabo sacrificos, y pueden ser eventualmente objetos devocionales, indicó en declaraciones a Notimex.

Los describió como dos bustos en madera en los que los rasgos del rostro apenas si están marcados y se encuentran en el Museo de la Colección Estatal Arqueológica de Munich desde septiembre de 2017, en un recinto resguardado por alarmas.

La entrega de las piezas tendrá lugar este martes en la sala de seminarios del taller de restauración de esa institución alemana.

No fueron restauradas ni se emprendió ninguna medida para su tratamiento, sino que solo se levantó un protocolo sobre las condiciones en las que llegaron y en las que se deben de transportar, para ser llevadas al área de restauración donde se las guardó en las condiciones adecuadas para su conservación.

El Manatí se encuentra en la cuenca baja del río Coatzacoalcos, dentro del ejido El Macayal, municipio de Hidalgotitlán, Veracruz. Allí se conjugaron varios elementos que posibilitaron que este lugar fuese considerado un espacio sagrado.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en él se encuentra el cerro o montaña sagrada símbolo del axis mundi (eje del mundo), que emerge de la planicie como una isla rodeada de lagunas, los manantiales de agua dulce que brotan de su lado oeste y salubre en el este.

Además, la espectacular presencia de yacimientos de hematita que suele teñir de rojo las aguas que ahí brotan, dando la apariencia de que el cerro sangra.

Por otro lado, es alta la probabilidad de que en dicho sitio se realizaran ceremonias en las que daban ofrendas de esculturas de madera, acompañadas de diversos objetos entre los que se encontraban las pelotas de hule.

Según el INAH, estas pelotas y esculturas de madera han sido halladas a través de lo años, lo cual confirma la importancia del juego de pelota entre los olmecas.

De manera particular son 37 bustos de madera o esculturas recuperadas de los pantanos en 1989 por arqueólogos del INAH, durante la tercera fase de excavación en El Manatí. Estos bustos están bien preservados, debido a las condiciones anaerobias de su entierro y una temperatura estable del agua, que impidió la descomposición del material.

Fueron tallados de madera de árboles de Ceiba y Jobo, casi todos los bustos fueron enterrados ritualmente y envueltos en petates.

El INAH informó que algunas de estas cabezas aparentemente fueron robadas, y se encuentran en Alemania, a donde llegaron en manos de traficantes de objetos arqueológicos.

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