La Sala 8 del Museo del Templo Mayor, la cual muestra objetos de la ocupación española en lo que fue el recinto sagrado de Tenochtitlán, exhibe ahora la lápida funeraria de uno de los primeros evangelizadores en la Nueva España.

Se trata de Miguel de Palomares, integrante del primer cabildo eclesiástico de la Catedral de México, cuya identidad se desconocía hasta que en 2016, cuando trabajadores de la ciudad cambiaban las luminarias de la Catedral, localizaron su lápida funeraria a unos cuantos metros del nivel de la calle, frente al recinto religioso. Debajo de ella, los arqueólogos del Programa de Arqueología Urbana (PAU) hallaron los restos de este religioso que llegó en 1530 y empezó oficiando misas en Veracruz.

Después de los trabajos de rescate, restauración y análisis, los especialistas del INAH saben ahora que Miguel de Palomares tendría entre 39 y 45 años de edad al momento de su muerte y que habría medido aproximadamente 1.73 metros.

La importancia de este personaje radica en que se trata de los primeros evangelizadores que sentaron las bases de la Iglesia católica de la Nueva España, destacó la tarde del jueves el arqueólogo Raúl Barrera, director del PAU. “Fue de los primeros fundadores de la Iglesia católica de la Nueva España”, dijo durante la presentación a medios de la pieza ya restaurada.

El arqueólogo explicó que estudios osteológicos que especialistas coordinados por la antropóloga Ximena Chávez Balderas realizaron a los restos del religioso indican que padeció la llamada enfermedad de Perthes, “anomalía que afecta la cadera en la niñez y que produce la destrucción de parte del hueso de la cabeza del fémur”.

Tras los estudios y tratamiento de los huesos, los restos del canónigo reposan en un nicho en la Catedral Metropolitana, junto a los del fray Juan de Zumárraga, el primer obispo de México. Su lápida de 1.87 metros de longitud, 90 centímetros de ancho y 30 centímetros de espesor también fue restaurada y ahora se puede apreciar sobre ella un escudo con tres flores de lis y su epitafio: “Aquí yace el canónigo Miguel de Palomares, canónigo que + fue de los primeros en esta santa iglesia, falleció año de 1542”.

Para el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, este hallazgo es uno de los más importantes del periodo inmediato a la consumación de la Conquista. Además de los restos de Miguel de Palomares, de los personajes españoles que participaron en la conformación de la capital novohispana sólo se conocían hasta ahora los restos de Hernán Cortés, que reposan en la iglesia de la Purísima Concepción y Jesús Nazareno, y los del arzobispo Juan de Zumárraga.

La lápida de Palomares se integró a la Sala 8 del Museo, donde se pueden ver diversos objetos de la Colonia y la modernidad, como platos y vasijas de cerámica colonia, monedas, figurillas de barro del Niño Dios e imágenes religiosas, soldaditos de plomo y botellas de cerveza.

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