Ciudad de México.-1986. El segundo Mundial de futbol que se llevaba a cabo en tierras mexicanas.

México vio a Maradona inmortalizar su nombre en la historia al coronarse campeón con Argentina; en tanto que Manuel Negrete nos regalaba el gol más bello de las Copas del Mundo, mientras Miguel de la Madrid reconstruía la capital tras el sismo de 1985.

El 22 de junio, mientras Diego Armando Maradona dejaba fuera a Inglaterra con la llamada “mano de Dios”, un joven en el túnel 6 del Estadio Azteca, despachaba cerveza a todos los que celebraban el tanto argentino.

Tomás Cruz, ha sido cervecero desde entonces, vendiendo en el Estadio Azul, en el estadio Olímpico de Ciudad Universitaria, pero sobretodo, en el estadio Azteca,específicamente en el túnel 6, donde ha permanecido desde entonces hasta el día de hoy.

El señor Cruz comenzó de cervecero en el Foro Sol, durante los conciertos, unos meses antes del comienzo de la justa mundialista; sin embargo, la demanda de cerveza que se esperaba para cada partido, lo hizo cambiar su lugar de trabajo al Estadio Azteca.

67.jpg
Foto: Captura de pantalla

Yo llegaba a las 8 o 9 de la mañana al estadio para sacar mi carga, para acomodar mis cervezas y refresco, y acarreaba el hielo para enfriarlos; llegaban grupos de extranjeros, 10 o 15 personas con guía y me preguntaban que cuánto costaba la cerveza. En ese entonces costaba 15, 25, 30 pesos”, declara Cruz sobre lo que recuerda de aquel Mundial.

“Era una fiesta grandísima alrededor del estadio, al frente se veía mucho extranjero”, recuerda Tomás sobre cómo eran los alrededores del Coloso de Santa Úrsula durante la justa. “Las mujeres se retrataban con los extranjeros. Los extranjeros se retrataban con las mexicanas; era un ambiente que ya no se vive”.

“En ese tiempo eran 500 o 600 pesos por parada (ronda de cervezas)” responde “la voz que grita cerveza” sobre cómo le vendía a los aficionados. “Sí, no hay bronca”, le respondían, “después vamos al empeño. Pero se gastaban la quincena ahí, en los estadios; y obviamente así vendíamos más”.

Tomás recuerda también cómo era la famosa ola, un rasgo característico de los partidos con mexicanos. “Como es platea y palco, no mucha gente se alzaba; pero abajo sí, decíamos, ¡Ya le tumbaron la chela a los compañeros!, pero era bien padre, bien bonito que se veía eso”.

“(La anotación de Maradona) Fue tremenda, porque luego luego ahí saltaron y aventaron la cerveza y: ¡vuelve a traer más chelas! Yo preguntaba ¿qué pasó?. Que gol de Maradona, y yo decía que no lo vi y luego empezaron a decir: fue con la mano, desde aquí se vio.

42e86be7-1f58-4163-b416-1c5fb7b26caf.jpg

Google News

TEMAS RELACIONADOS