Es difícil de descifrar cuál era la fórmula que hacía que Pedro Infante fuera y continúe siendo un ídolo amado por millones.

Algunos dicen que se trataba de su porte y galanura, algunos más advierten que se debía a su talento a la hora de actuar o cantar, otros opinan que era mezcla de todo lo anterior.

Lo que no se puede negar y es un hecho es que a 62 años de su muerte Infante es un ídolo al que millones visitan en su tumba año tras año, además de seguir vigente a través de toda la filmografía que tiene y su discografía que lo mismo sigue siendo reinterpretada por noveles músicos que por aquellos experimentados cantantes o grupos.
 
Hablar de Infante es hacerlo de la Época de Oro del cine mexicano (1936-1959) la cual se distinguía, entre otras cosas, porque además de su talento, de actuar y algunos casos dirigir, también cantaban y hasta tocaban algún instrumento musical.

Pedro Infante no era la excepción, de hecho la razón por la que llegó a la ciudad fue porque, cuando era muy joven, en su natal Guamúchil, comenzó a cantar en bares y cantinas temas vernáculos por unos centavos.

Siendo aún muy joven, pero ya casado con su entonces esposa María Luisa León Rosas, fue animado por ella a irse a la Ciudad de México en busca de nuevas oportunidades en la capital. Lo que sucedió después es ampliamente conocido por todos y existen decenas de libros, revistas y programas de televisión y radio que documentan eso: fama, mujeres, dinero, éxito... todo.

Dentro de los talentos de Infante algo que ha logrado subsistir es el legado musical, cuyas ganancias al pasar de los años se multiplican y se reparten no sólo entre sus hijos, también entre las disqueras (como Warner Music, que adquirió los derechos de la disquera Peerles), que no quieren perder la mina de oro que se llama Pedro Infante.

La adquisición en la disquera hace que hoy no haya un registro de cuántos discos ha vendido puesto que hay un vacío de cinco años.

Aunque Warner tiene derechos por regalías de música, la familia Infante Torrentera registró el nombre y figura como marca. Por ley, toda la venta de derechos de autor o uso de marca no pueden hacerse por más de 15 años.

De 1940 a 1957, Pedro grabó innumerables discos que es normal ver en tiendas con títulos como “Pedro Infante 50 años después”, “Su historia musical”, “Pedro Infante, sus géneros” o “Álbum conmemorativo”, cuyos precios van de 30 a 150 pesos, mientras que en online el costo eleva: de 8.98 a 15 dólares.

Eso no impide que las nuevas plataformas digitales hayan recibido bien el legado musical de Infante. Spotify, Google Play, Apple Music y hasta Tidal tienen en su catálogo la discografía —no completa— del cantante y es de los pocos de su época en aparecer.

En Spotify, Pedro tiene más de 735 mil puentes mensualmente y en Google Play su tema más escuchado es “Amorcito corazón”, mientras que en Tidal lo es “Las mañanitas con mariachi”.

Este 2019 se ha podido constatar el exito que sigue causando Infante y cómo el interés de la gente por este personaje sigue inquebrantable. Tras el anuncio de que Netflix  preparaba una serie basada en las canciones del ídolo la respuesta del público no se hizo esperar y tampoco la de los herederos, quienes se oponían a esta ficción, argumentando que ese no era el acuerdo que tenían con la plataforma online.

De cualquier manera hace unos días se dio a conocer la imagen de Omar Chaparro dando vida a un imitador de apedreó Infante y la similitud entre ambos dejó a todos perplejos y con ganas de ver cómo será llevada esta ficción a la pantalla.

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