La sudafricana Demi-Leigh Nel-Peters, Miss Universo 2017, fue la encargada de colocar la tiara a su sucesora en el trono de la belleza.

Durante más de dos semanas las candidatas han convivido en la capital tailandesa, donde han visitado templos, participado en actividades sociales y conocido al primer ministro del país.

Todas ellas han sido entrevistadas por el jurado, conformado íntegramente por mujeres procedentes de diversos campos de la industria de la moda, y han desfilado en bañador, vestido de gala y traje nacional.

La española Ángela Ponce, la primera transexual en participar en Miss Universo, quedó eliminada en la primera ronda de la gala final, en la que cuatro latinoamericanas se colocaron entre las veinte semifinalistas.

Esta es la tercera vez que Tailandia se convierte en anfitrión de este concurso: la primera fue en 1992, año en que fue coronada Michelle McLean, de Namibia, y la última fue en 2005, cuando se impuso la canadiense Natalie Glebova.

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