Los trastornos alimentarios se presentan a cualquier edad y no son exclusivos de un sector de la población, ni de clases sociales, pero actualmente los niños y adolescentes son los más afectados por algunos de ellos como bulimia y anorexia.

De acuerdo con los datos del Anuario de Morbilidad de la Secretaría de Salud, 2 de cada 5 casos de personas con Trastorno Compulsivo Alimentario fueron personas de 10 a 19 años de edad.

El especialista en Nutrición del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Alejandro Jiménez Ortiz, detalló que los trastornos alimentarios afectan más a jóvenes por los estándares de belleza que se difunden en medios de información.

"Todo lo que se está manejando a través de los medios masivos de comunicación están originando que en edades más tempranas se esté presentando esto, lo que puede condicionar en primer lugar es que se detenga y en segundo lugar que presente una etapa más temprana una desnutrición de tercer grado y a final de cuentas estos dos trastornos condicionan hasta decesos en la persona cuando no se trata de una manera correcta".

De acuerdo con especialistas, estos padecimientos no tienen un patrón, pero algunas de las causas son: el abuso sexual, las personalidades perfeccionistas y ansiosas, su relación con la delgadez, sobrepeso en la infancia, bullying, violencia social y estereotipos de belleza en la sociedad.

"En la adolescencia a partir de los 15 o 14 años cuando empiezan a buscar un grupo de identidad los orilla en ocasiones a tomar actitudes que ven en sus compañeros, y se quieren poner a dieta, con dietas de moda o lo que le dijo la compañera, lo que vieron en las revistas, es la etapa con mayor riesgo"

Los principales riesgos de padecer trastornos alimenticios es el déficit de nutrientes importantes, como las proteínas, el aporte de grasas y de hidratos de carbono, vitaminas y minerales, lo que en casos extremos puede provocar la muerte.

De 2014 a 2016 se diagnosticaron mil 296 casos de niños entre 10 y 14 años de edad que sufrían trastornos alimenticios.

Por ello, los expertos recomiendan a los padres de familia observar minuciosamente la actitud de sus hijos, sobre todo al comer y detectar las posibles señales de alerta como:

-Pérdida de peso inexplicada.

-Mayor sensación de frío en comparación con otros compañeros.

-Cambio en hábitos de vestimenta (ropa muy amplia)

-Modificación de los hábitos alimentarios.

-Miedo exagerado a engordar y lo reconocen abiertamente.

-Evitan comer en público.

-Beben agua excesivamente

-Baja autoestima.

-Pérdida de las amistades habituales.

maria.hernandez@clabsa.com.mx

apl

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