Imágenes de la catrina sumergida en un entorno vivo, lleno vegetación, cuerpos de agua y una inmensa riqueza natural invadieron las redes sociales hace unos días, Arath Zumaya es el autor de estas obras que junto con otras han cautivado por capturar con su lente la esencia surreal que atesora la Huasteca potosina.

Originario de Tamazunchale, el joven artista confesó en entrevista para que sus orígenes y su tierra se han convertido en una inspiración; el amor que tiene por la riqueza que cada pueblo escondido de esta región, lo llevan a buscar fotografiar cada espacio, cada rostro y especie, "somos la planta del pie, en la Huasteca potosina, somos una región bendecida tanto naturalmente como en cultura, repleta de misterios y con zonas sin explorar, algo que trato de explotar y dar a conocer a todo el país".

Actualmente tiene 23 años, y aunque su profesión es la ingeniería industrial, su amor por la fotografía se remonta a su gusto por las películas de ciencia ficción, esas que invitan a imaginar un mundo alterno a la realidad, "me gustaban películas como Atlantis o series como Avatar, me di cuenta que existan grandes historias y empecé a imaginar mis propios mundos, quería estudiar cinematografía".

Posteriormente, a los 18 tras adquirir su primera cámara terminó fascinado con la sensación que le generaba contar historias a través de una imagen.

Gracias a la joya natural que envuelve cada municipio huasteco, Zumaya comenzó a experimentar el pictorialismo, el arte de imitar a las pinturas en foto, abordando al personaje con su entorno, brindando una atmósfera llena de motivos que aunque son fundamentales, no quitan el enfoque al protagonista.

El joven artista describe la esencia de su trabajo en un sólo concepto, invitar al protagonista a imaginar y despegarse de la realidad.

Arath Zumaya, el joven fotógrafo que captura la esencia surrealista de la Huasteca potosina
Arath Zumaya, el joven fotógrafo que captura la esencia surrealista de la Huasteca potosina

Artha Zumaya. Foto: Cortesía

"Antes pensaba simplemente que la fotografía era un billete de regreso a momentos que de otra forma se habrían ido, un retroceso al pasado, pero no, la fotografía nos puede hacer incluso abandonar la comodidad y normalidad de nuestras vidas para volar a mundos distantes".

Además, reconoce que tiene un amor especial por el paisajismo fantástico y por aquellas tomas que parecen casi imposibles de lograr, tal como una de sus recientes postales, una caída lenta al cuerpo de agua de Chapulhuacan.

Entre sus planes a mediano plazo está emprender un viaje por todo Latinoamérica fotografiando "paisajes de ensueño".

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