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Hace más de 40 años quien caminaba cerca de las inmediaciones del Mercado República podía oler la cera quemada que expedía el local comercial con número 350-C de la calle Pedro Montoya, pues en su interior, de manera artesanal, se encontraba un taller de renombre en donde se realizaban velas de distintos colores, tamaños y olores, las cuales se producían para la venta y consumo de las y los potosinos.
Este es un negocio con 120 años de tradición en la capital potosina y hoy en día el sustento familiar de la familia Coss. Fue el dueño de esta pequeña fábrica de veladoras quien decidió enseñarle este arte a su aprendiz, Sotero Coss Martínez, quien desde muy joven se dedicó a realizarlas y con el paso del tiempo mantuvo el negocio y se quedó con la venta y hechura de las velas.
Gracias a este negocio el señor Sotero logró darle educación y una buena vida a sus 10 hijos, que a su vez aprendieron a realizar velas. Hoy en día, de cuatro descendientes que quedan con vida la mayoría se sigue dedicando a la venta de velas, pero solo uno de ellos a realizarlas, aunque de una manera moderna.
María Margarita Coss Martínez, una de las hijas del señor Sotero y quien está al frente de las ventas en el local ubicado a un costado del Mercado República, comentó que por orden de las autoridades municipales, cuando se comenzó la construcción de dicho mercado, pararon la maquila de velas por el riesgo que pudiera representar el manejo de cera caliente.
Recordó que en la parte trasera del local, en donde siguen vendiendo velas que ahora adquieren de productores 100 por ciento potosinos, antes la parafina se derretía en una tina al fuego de la leña, mientras que de manera paralela de la tina, en el techo, colgaba una especie de silla voladora con diversos agujeros en donde ponían los pabilos.
Cuando la cera estaba totalmente derretida la silla bajaba y subía para que cada pabilo se impregnara de cera, este proceso se repetía hasta que se conseguía la forma, color o grosor esperado por el “velero”, persona que estaba encargada de hacer las velas.
“Ya cuando uno le agarraba el modo no era difícil”, recordó Margarita, quien dijo que su papá le enseñó a realizar de esta forma las velas, para que la tradición familiar no muriera. Y aunque actualmente su familia ya no realiza las velas, María Margarita decidió continuar con el legado de su papá, pues también es una forma de honrar el esfuerzo que hizo por su familia.
“Fue lo que nos dejó, aquí nacimos, le tenemos cariño porque fue algo que él nos regaló, seguimos con eso, esperemos que siga la tradición de la vela, porque eso lo hizo salir adelante, porque él inició desde muy joven. Empezó desde muy chiquito”, agregó María Margarita.
Velas, un negocio que sobrevivió a las dificultades ante el Covid
Como la mayoría de los negocios que no eran considerados de primera necesidad, para la familia Coss la venta de velas durante la pandemia por Covid-19 se vio afectada, pues en los primeros meses la gente no se acordaba de comprar veladoras, si no de abastecerse de los productos básicos como comida para sobrellevar el encierro.
Sin embargo, conforme fue pasando a crisis sanitaria se han ido recuperando económicamente, pues ahora lo que más venden son los cirios para acompañar con luz a las personas que han partido de este mundo terrenal. La “cera” velas sin vaso, también son de las más vendidas, pues la gente suelen prenderlas a los Santos, o usarlas durante los rituales de año nuevo para pedirle a la divina providencia un buen año.
Aunque la señora María Margarita, dijo que el local comercial ya es muy conocido por las y los potosinos por tener muchos años abiertos, invitó a quienes no los han visitado a poder comprar velas para regalar en las próximas fechas festivas como el 14 de febrero o para adornar sus casas y así conservar la tradición del consumo de velas.
"Bendito sea Dios la gente nos conoce porque tenemos muchos años aquí y esperemos en Dios que no nos olviden, que no pase está tradición que es muy bonita”, concluyó.
