A 4 meses de la reapertura del Pasaje de Isabel la Católica, este se ha convertido en la nueva postal para turistas que visitan el Centro Histórico de la capital potosina, sin saber que el edificio que atraviesa es hogar de una de las más conocidas leyendas del estado, la leyenda de “La Maltos”.

Este pasaje se encuentra en el Edificio Ipiña, lugar que, según los antiguos relatos, anteriormente ocupaba otro edificio donde vivía “La Maltos”, mujer señalada como una bruja debido a que, cuando salía por las noches en su carruaje, supuestamente sus caballos al pasar producían un sonido “espectral”.

La “Maltos” era conocida por ser una mujer rica, poderosa y, por lo mismo, contaba con gran influencia entre los miembros de la Santa Inquisición. Por sus costumbres y actitudes, la gente comenzó a sospechar que asesinaba a hombres dentro de su hogar, por lo que fue acusada y, posteriormente, hallada culpable.

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Por sus delitos, fue condenada a pena de muerte, y su último deseo fue pintar en su casa un retrato de ella misma sobre su carruaje y con sus grandes caballos negros tirando de esto. Cuentan, que las autoridades le permitieron este último deseo y que, tras dibujar esto en las paredes de su habitación, la pintura cobró vida y ella escapó sobre este carruaje, produciendo horror entre los pobladores.

Ahora, el Edificio Ipiña, construido a principios del siglo XX y a finales del XIX, se erige sobre el terreno donde antiguamente se encontraba el hogar de la “Maltos”. Pese a que no es el mismo edificio donde vivía la señalada bruja, la leyenda ha continuado y la gente refiere que se siguen escuchando ruidos extraños y terroríficos dentro del recinto.

La leyenda, reavivó con la apertura del pasaje de Isabel la Católica al público. Ahora, el Edificio Ipiña es ocupado para el comercio, donde residen varias tiendas como Miniso y la librería Gandhi, así como distintos restaurantes como Carl´s Junior y Sushi Inari.

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