La relación entre el presidente de Estados UnidosDonald Trump, y su hasta ahora secretario de Estado, Rex Tillerson, llevaba tiempo deteriorándose.

La situación llegó a tal punto que incluso hoy, durante su última declaración como jefe de la diplomacia estadounidense, Tillerson aseguró que "desconocía la razón" de su cese. De acuerdo con el subsecretario de Estado para Diplomacia Pública de EU, Steven Goldstein, Tillerson se habría enterado de su propio despido a través de un tuit en el que Trump, quien ni siquiera le llamó para informarle al respecto, designaba a Mike Pompeo, hasta ahora jefe de la CIA, para dirigir el Departamento de Estado.

Por su parte, el presidente Trump reconoció que él y su ahora ex secretario de Estado "discreparon sobre varias cosas", pero parece ser que éstas eran bastante importantes. A continuación una lista de sus desencuentros:

EL PRESIDENTE ES UN "IDIOTA"
En octubre, NBC News informó que Tillerson calificó al presidente de "idiota" en una reunión. Al ser preguntado sobre esa afrenta notable, Tillerson evadió la respuesta directa, pero nunca lo negó. Entonces Trump insinuó que deberían enfrentarse en un concurso de inteligencia.

"Creo que son fake news (noticias falsas), pero si lo hizo, creo que deberemos comparar nuestros coeficientes de inteligencia. Adicionalmente, les puedo decir quién ganará", dijo en una entrevista con la revista Forbes.

¿"CONVERSACIONES" O "NEGOCIACIONES"?
El anuncio de funcionarios surcoreanos de que el presidente estaba dispuesto a reunirse con el dictador norcoreano Kim Jong Un provocó estupor en el mundo. Para colmo, horas antes su diplomático jefe había dicho que las partes estaban lejos de sentarse a la misma mesa.

"No lo sé todavía... hasta que podamos encontrarnos cara a cara con representantes de Corea del Norte... no sabremos si las condiciones son adecuadas siquiera para empezar a pensar en negociaciones", había dicho Tillerson.

Tras el anuncio, Tillerson trató de diferenciar entre "conversaciones" y "negociaciones". Lo que quedó en el aire fue qué podían discutir dos países técnicamente en guerra si no eran las inquietudes en torno al programa norcoreano de armas nucleares.

En octubre, Trump regañó públicamente a Tillerson por sus esfuerzos en dirección a Pyongyang: "pierde el tiempo al tratar de negociar con el Hombrecillo Cohete", tuiteó el presidente.

RUSIA, ¿AMIGO O ENEMIGO?
Cuando se le ofreció el puesto, Tillerson habló de sus largas relaciones con Rusia, forjadas cuando era el director general de Exxon-Mobil, pero su tono cambió con su nuevo puesto.

Apenas días atrás, dijo que el envenenamiento de un ex espía en Reino Unido "vino de Rusia" y que estaba "sumamente preocupado" por el régimen después de dedicar un año a tratar de reducir las diferencias con el Kremlin.

"Lo que hemos visto es un viraje de su parte hacia una mayor agresividad", dijo Tillerson. "Y es muy, muy preocupante para mí y para otros que parece haber un cierto lanzamiento de una actividad que no comprendemos del todo cuál es su objetivo".

Los detractores de Trump acusan a su gobierno de mostrarse débil ante el Kremlin, sobre todo por la injerencia rusa en la elección presidencial de 2016.

Desde que llegó a la Casa Blanca, Trump ha criticado a un sin número de jefes de Estado y figuras internacionales, pero hasta ahora no ha dicho una sola palabra directamente mala sobre el presidente rusoVladimir Putin, lo que inevitablemente alimenta las especulaciones sobre la relación que el Kremlin puede tener con él.

UN ‘ÉXODO’ DE PERSONAL
En medio de todos estos desencuentros, el Departamento de Estado fue perdiendo figuras relevantes desde el inicio de la administración de Trump. En febrero pasado se retiró Tom Shanon, el más veterano y respetado especialista de la diplomacia estadounidense sobre América Latina.

Poco después, a comienzos de marzo, también dimitió el principal especialista en Corea del Norte, Yoseph Yun, lo que privó a la diplomacia estadounidense de una figura clave ante la crisis que tiene con el régimen de Pyongyang y sus pruebas balísticas y nucleares, además de la próxima reunión entre Trump y el líder norcoreano, Kim Jong-un.

Y estas renuncias fueron sólo las últimas y más representativas de una larga lista de salidas de importantes funcionarios a comienzos de año de media, entre ellos el secretario Patrick Kennedy o el embajador Gentry O. Smith que dirigía la oficina de misiones en el exterior.

Por otra parte, el gobierno de Trump no tiene embajadores en 46 países, incluyendo México tras la reciente renuncia de Roberta Jacobson como representante en nuestro país.

Este vacío diplomático viene de la fulminante decisión que tomó como presidente electo al ordenar la salida de todos los embajadores que habían sido un nombramiento político de su antecesor, Barack Obama, con lo que tras el 20 de enero de 2017 solo quedaron en sus puestos los de carrera.

Eso dejó sin máximo representante estadounidense durante meses a gigantes como China e India y a aliados como Reino Unido y Canadá.

En Latinoamérica y el Caribe falta embajador estadounidense en México, Argentina, Bahamas, Belice, Cuba, Honduras, Jamaica, República Dominicana, y Trinidad y Tobago, además de en Bolivia y Venezuela, donde la relación está solo a nivel de encargado de negocios.

RECORTE PRESUPUESTAL

Pero el golpe al departamento que dirigía Tillerson no sólo fue en el personal sino también en el presupuesto federal, que aseguró un importante crecimiento del gasto militar, pero redujeron poco más de 30% el gasto del Departamento de Estado, pasando de 55 mil 632 millones de dólares en 2017 a solo 37 mil 801 millones para el 2019.

La comparativa de los cambios en el presupuesto militar, que aumentó un 13%, y del Departamento de Estado, encargado de la diplomacia estadounidense, es sólo una muestra de la lógica de Trump que no pierde oportunidad en señalar a sus “enemigos” mientras el diálogo y la negociación, bases de la diplomacia, pierde valoren en su administración.

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ACUERDO CON IRÁN 
Trump reconoció que hay desacuerdo entre él y Tillerson con respecto a Irán. Trump despotricó contra el acuerdo nuclear durante la campaña y solo con gran renuencia ha certificado que Irán está cumpliendo las condiciones.

Tillerson "pensaba un poco distinto, así que no pensábamos lo mismo", dijo el presidente. Tillerson había exhortado a Trump en privado a que siguiera en el acuerdo, pensando que lo contrario significaría un riesgo mayor para la seguridad nacional.

EL CLIMA Y EL ACUERDO DE PARÍS
Desde su puesto en Exxon, Tillerson había apoyado el acuerdo de París y exhortado a Trump a permanecer en él para mantener la influencia norteamericana en el tema, pero en junio, el presidente retiró a Estados Unidos.

"Mi posición no cambió", dijo Tillerson en una audiencia sobre el presupuesto del Departamento de Estado. "Escucharon mis puntos de vista. Respeto que el presidente me escuchara, pero respeto la decisión que ha tomado".

vkc

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