Chistchurch, Nueva Zelanda.— Policías antiterroristas australianos allanaron este lunes dos casas como parte de las investigaciones sobre el ataque del viernes pasado en dos mezquitas en Nueva Zelanda.

Una de los sitios cateados, ubicado en costa este de Nueva Gales del Sur, Australia, es la casa de la hermana de Brenton Tarrant, acusado de ser el autor de las masacres que dejaron un saldo de 50 personas muertas. Luego, irrumpieron en otra casa, en Lawrence, al norte de Coffs Harbour.

En un comunicado, la policía australiana explicó que el objetivo de los cateos fue “obtener material que pueda ayudar a la policía de Nueva Zelanda en su investigación”.

Según el New Zealand Herald, Tarrant rechazó al abogado defensor que le fue asignado y estaría planeando defenderse él mismo, generando temores de que use el juicio para difundir sus ideas.

Marie Fitzgerald, abuela de Tarrant, dijo que la familia está “destrozada” por lo que hizo el australiano de 28 años. La hermana y madre de éste se encuentran bajo protección policial. El tío de Tarrant, Terry dijo que “lamentamos mucho por las familias, por los fallecidos y los heridos”.

Tarrant transmitió en vivo, a través de Facebook, la masacre que perpetró el viernes. El nivel de alerta terrorista del país fue colocado, por ese hecho, en el nivel “elevado”, por primera vez en la historia. La portavoz de Facebook en Nueva Zelanda, Mia Garlick, señaló que en las primeras 24 horas transcurridas desde el ataque, “eliminamos 1.5 millones de videos [de ese hecho], de los cuales más de 1.2 millones fueron bloqueados en el momento en que estaban cargándose en las plataformas”. Añadió que “por respeto a las personas afectadas por la tragedia y las preocupaciones de las autoridades locales, también eliminamos todas las versiones editadas del video”.

Trabajadores comenzaron a cavar tumbas en el cementerio de Christchurch para recibir los cuerpos de los asesinados. La entrega de cuerpos ya comenzó, aunque las autoridades han señalado que las entregas podrían prolongarse al miércoles. Las autoridades neozelandesas se enfrentan a las demandas de la comunidad musulmana, que exigen poder dar sepultura a los fallecidos según su religión, que establece un plazo de 24 horas, a partir del deceso, para los entierros.

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