Un tumor que abarcaba la mitad de su mejilla derecha, impedía a Alma Rosa sonreír. El bulto le deformó el rostro, su autoestima cayó al grado de salir a la calle con la cara cubierta.

Al tener esta molestia, Alma Rosa acudió al médico. Su tumor era de consistencia sólida, sin secreción. Le diagnosticaron un mioepitelioma, que se trata de un quiste no maligno, pero que le produjo la deformación de su rostro.

Doña Rosa ha vuelto a sonreír luego de extirparle un tumor de la mejilla
Doña Rosa ha vuelto a sonreír luego de extirparle un tumor de la mejilla
Doña Rosa ha vuelto a sonreír luego de extirparle un tumor de la mejilla
Doña Rosa ha vuelto a sonreír luego de extirparle un tumor de la mejilla

La mujer de 49 años, habitante de Monclova, Coahuila, fue referida al Hospital General de Zona (HGZ) No.7 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSSen esa entidad, donde en una intervención riesgosa le extirparon el tumor.

Wendy Paola Delgado Galván, especialista en Cirugía Maxilofacial de ese Hospital, explicó que se corría el riesgo de alguna lesión en el nervio facial que dejaría a la paciente con una parálisis el resto de su vida.

“La operación se llevó a cabo con éxito y regresaron la autoestima y la sonrisa a la mujer”, expresó.

Detalló que mientras los tumores pequeños son comunes, los grandes son raros y causan múltiples problemas.

“En este procedimiento, el tipo de abordaje, la incisión y el conocimiento aplicado fueron elementos claves para lograr extirparlo y asegurar la salud de la paciente sin afectación alguna”, agregó.

La especialista comentó que Alma Rosa es una persona muy sensible, que se tapaba la cara y ya no quería salir de casa.

“Venía muy triste, tenía tiempo con el tumor y estaba sumamente deprimida. Evitaba salir a la calle y cuando lo hacía siempre iba cubierta”, recordó.

Tras la cirugía, Alma Rosa retomó su vida y reconoció a los médicos que la atendieron y la ayudaron a recuperar su sonrisa. Recordó que antes de operarse buscó ayuda; acudió a distintos lugares, pero nadie quería correr riesgos. A sus 49 años y decidida a recuperar su vida, acudió al servicio del Seguro Social, donde fue atendida.

La monclovense es ama de casa, madre de tres hijos y tiene cinco nietos. Sostiene que la gente que ahora la ve en la calle se sorprende y le preguntan dónde se operó.

Doña Rosa tiene una mejor calidad de vida, disfruta de su familia; a sus tres hijos de 30, 26 y 23 años de edad y a sus nietos, porque ahora ya puede mostrar su cara, salir a la calle y sonreírle nuevamente a su vida.

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