Para resistir la espera en el albergue localizado en el estadio Jesús Martínez “Palillo” de la alcaldía Iztacalco, los integrantes de la caravana migrante juegan, descansan y hasta organizan peleas de box.

En el área restringida donde pernoctan en su paso por la Ciudad de México se han organizado grupos para jugar ajedrez, lotería y hasta saltar la cuerda. Uno de los más numerosos es el que viene con guantes de box incluido, pues los migrantes organizaron peleas para pasar el tiempo.

También hay espacios para jugar al voleibol y al futbol.

Entre el pasto donde acomodan su ropa recién lavada para esperar a que se seque, los integrantes de esta caravana, principalmente provenientes de Honduras, hacen malabares para intentar cargar las baterías de sus teléfonos celulares, mientras que otros han encontrado un medio para hacerse de recursos mientras esperan su salida, como la venta de cigarros y hasta rebanas de pizza.

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“¡Cómprele, cómprele! estos son de los que matan”, dicen y los venden de tres cigarros por 10 pesos y la cajetilla a 14 pesos.

En algunas bocinas, los migrantes escuchan reggaeton mientras se animan para seguir en espera.

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