Reynosa.— A sus 27 años, Wilder ha gastado 7 mil dólares, recorrió 10 países y estuvo frente a la muerte tras vivir ocho días en la selva de Colombia, pero él asegura, entre lágrimas, que prefiere morir en Reynosa a permanecer en Cuba cruzado de brazos.

Visiblemente cansado, delgado y triste, Wilder comenta que vio morir a 10 de sus compañeros, entre ellos dos niños, cuando la lancha en la que viajaban entre Colombia y Panamá se hundió. Sabe que en México, especialmente en Tamaulipas, las condiciones para su traslado no son seguras, los secuestran, desaparecen.

“Claro que tenemos miedo, pero no se compara con quedarse en Cuba. Te lo juro por lo más grande que es mi madre, que prefiero que me maten aquí a quedarme en Cuba, soy joven y tengo que huir del comunismo”, comenta el migrante.

Asegura que los familiares que tiene en Tampa, Florida, le envían dinero para sobrevivir, pero que debe buscar su bienestar para, algún día, sacar a su hijo de Cuba.

Wilder dice que está tan desesperado por llegar a Estados Unidos, que no le importa correr riesgos.

“Si se demoran [en el trámite de solicitud de asilo], yo me voy a arriesgar, que me secuestren, que me hagan lo que quieran, porque tengo que llegar a Estados Unidos. He pasado dos meses y medio sufriendo hambre, brincando selva, y mi familia ya no tiene dinero para enviarme. No importa si aquí me matan”, asegura.

Vejaciones. Wilder y sus compañeros dicen que en todos los países por los que han pasado les han robado dinero. Desde las autoridades, como funcionarios de Migración, policías y militares, hasta taxistas y comerciantes. Un ejemplo, dice sonriendo, fue que el taxista que los llevó de la Central de Autobuses de Reynosa al Puente Internacional les cobró 50 dólares, pese a que eran sólo cinco calles.

“Eso ocurre en todas partes, todos quieren el dinero, unos te lo quitan dándote un servicio; otros a punta de pistola. No podemos decir nada porque lo que queremos es llegar a -Estados Unidos, aunque nos quedemos sin dinero”, dice.
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Comenta que en México quienes los han robado no son funcionarios, sino personas que abusan de la ignorancia de los migrantes.

Un largo camino. Wilder salió de Cuba con un grupo de 50 personas decididas a alcanzar el sueño americano, lo que a algunas les costó la vida. “Salimos en avión a Guayana Francesa, porque nuestro país tiene acuerdos que nos permiten viajar, pero no todos tienen dinero para hacerlo”, relata.

Posteriormente viajaron a Urguay; de ahí a Brasil y a Perú, hasta entrar a Colombia.

“Salimos en lanchas de Colombia, nos llevaban a la selva de Panamá. En la noche se partió una lancha, murieron como unos 10 cubanos y 10 más africanos que traían niños pequeños; no pudimos ayudarlos”, lamenta.

Dice que cuando llegaron a la selva había hombres armados esperándolos. “No nos hicieron nada. Nosotros veníamos con cubanos que ya habían pasado por la selva antes, porque los habían deportado varias veces, sabían el camino”.

Ahí les vendieron mochilas con comida para tres personas. Lo que no les dijeron es que no les duraría mucho.

“Medíamos la comida, en realidad era poca, hasta que se acabó. Muchos de los compañeros se perdieron en la selva, a veces en la noche los oíamos gritar, no sabemos qué les pasó, pero nosotros nos mantuvimos unidos hasta que salimos a la carretera.

“Le pedimos ayuda a una mujer que trabajaba en un bar, nos escondió tres días y nos consiguió un taxi que nos cobró 350 dólares por persona para llevarnos a Panamá, donde pedimos refugio”, cuenta.

De Panamá viajaron a Nicaragua, posteriormente a Honduras, Guatemala y de ahí a Chiapas.

“En Tuxtla [Gutiérrez] nos dieron un permiso para estar en el país sin problemas. Viajamos a la Ciudad de México y de ahí a Monterrey por avión, y por último a Reynosa en autobús”. El joven agradece a todas las personas que les ayudaron, e incluso a quienes les robaron, pues todas permitieron que llegaran a Reynosa a salvo.

“Sabemos que aquí secuestran y que le piden dinero a las familias, pero en Cuba te mueres de hambre, no tenemos trabajo, no hay dinero, nos estamos muriendo. Los que tienen trabajo tienen un salario muy bajo y de nada sirve, porque no hay pan, aceite, no hay nada”, lamenta.

Señala que en otros países no saben de las condiciones de vida en Cuba, porque el gobierno no lo permite.

“Las noticias no dicen lo que se vive en Cuba, porque allá es un régimen, allá no dejan que el mundo conozca lo que pasamos. Es como en Venezuela, así estamos, sólo que en Venezuela sí dejan entrar a los medios de comunicación”, declara Wilder.

En Venezuela, dice, los que no tienen salen a robar. “Nosotros no, porque si lo haces te dan hasta 20 años de cárcel. El sistema es muy malo, no podemos ni quejarnos porque nos desaparecen, no se respetan los derechos humanos. Allá morimos callados, acá morimos luchando”.

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