Un disparo cambió la historia de México el 23 de marzo de hace 25 años, día en que se terminó con la vida de Luis Donaldo Colosio. El candidato priista a la Presidencia de la República caía junto a un charco de sangre que se hacía grande mientras en el barrio de Lomas Taurinas, Tijuana, sonaba “La culebra”, canción de la Banda Machos con la que el político terminó su último acto a más de tres meses de campaña.

Minutos antes que una bala atravesara el cráneo de Colosio el político habló de la necesidad de que el gobierno fuera sensible a los reclamos y a las demandas de las comunidades de los barrios y de las colonias populares.

Un hombre en prisión llamado Mario Aburto, quien entonces tenía 23 años y fue inmovilizado por una montaña humana, es lo único que dejó la investigación de dicho crimen que todavía no está resuelto y continúa generando hipótesis en torno a cómo sucedió, cuántos disparos recibió el candidato y sobre todo quiénes movían los hilos detrás del magnicidio.

"Asesinan en Tijuana, de dos disparos, a Luis Donaldo Colosio", fue el titular con que el EL UNIVERSAL salió el 24 de marzo de 1994 con una fotografía donde el presidenciable estaba junto a una creciente mancha de sangre y recibía el auxilio de los miembros de su comitiva.

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El escritor Francisco Gerardo Haghenbeck, el ilustrador Bernardo Fernández “Bef” y el editor Eduardo Rabasa examinan este asesinato a través de la novela gráfica “Matar al candidato”, publicado por Sexto Piso, donde repasan la barbarie desde la mirada crítica de una periodista que exhibe la fragilidad de la democracia en México y que, en una de las teorías que giran en torno al caso, un "loco" habría destruido toda una nación con un disparo.

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Bernardo Fernández "Bef" y F.G. Haghenbeck mostrando el libro Matar al candidato. Foto: Ariel Ojeda / EL UNIVERSAL

En entrevista con EL UNIVERSAL Bef aseguró que el magnicidio evidenció que "tenemos una democracia fragilísima que tenemos que cuidar". Eso se evidenció cuando en 1994 ocho partidos políticos (PAN, PRD, PDM, PARM, PPS, PVEM, PFCRN y PT) condenaron el crimen al señalar que, independientemente de las intenciones de quien lo mató, este hecho desestabilizaba gravemente al país.

"Matar al candidato" es un "true crime" que muestra parte de la investigación desde las herramientas de la ficción y un personaje construido especialmente para este relato. La periodista Elsa está investigando la información en torno a un caso actual pero tiene que regresar a algo de décadas atrás, lo cual representa que la situación política no ha cambiado.

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Bernardo Fernández "Bef" y F.G. Haghenbeck. Foto: Ariel Ojeda / EL UNIVERSAL

Al sostener que puede destruirse una estructura institucional con un disparo el autor puso como suposición lo que pasaría si el presidente Andrés Manuel López Obrador sufriera un ataque o un accidente durante sus conferencias mañaneras o un viaje. "Hay que tratar de ser positivos de que todo esto va a ir mejorando".

El escritor recordó que cuando estaba a la mitad de su libro sucedió la caída del helicóptero en el que viajaban la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso, y su esposo, el senador Rafael Moreno Valle. Entonces apuntó que vio reflejado el caso de Colosio en el de la pareja panista.

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Las teorías de conspiración asegura Haghenbeck nos confortan más porque significa que hay alguien que está manejando los hilos, mientras la teoría contraria aterra porque significaría que nadie maneja nada y todo es caos: "nos da más miedo pensar que fue un loco que dio un disparo y lo destruyó todo".

El desorden que representa el caso Colosio queda plasmado a través de los cambios que suceden en las imágenes de "Matar al candidato", reto que aceptó Bef al hacer una gráfica distinta a la que está acostumbrado "con la intención de dar esta sensación de que fue un caos, la investigación fue y sigue siendo un caos".

"En el país hay dolor, consternación, rabia e indignación contra quien cobardemente y a quemarropa abatió de dos tiros al que hasta ayer fue abanderado del tricolor", se leía en la columna Pulso Político para apuntar el sentimiento que había entre la clase que apoyaba al candidato ejecutado a manos de Aburto.

"Siempre hay un escándalo en México y habla de la fragilidad de la política y la democracia", asegura Haghenbeck cuyo libro inicia evocando el asesinato del presidente electo Álvaro Obregón en el restaurante La Bombilla, caso que también sigue abierto pese haber sucedido poco más de hace 90 años.

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Sin embargo Bef ve más allá y recordó tragedias como la masacre de Aguas Blancas, la del 68, el Halconazo, los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa y los periodistas asesinados llevando a cabo su labor. "México no es un país que resuelva sus crímenes", sentencia el ilustrador al apuntar que una de las intenciones de "Matar al candidato" es precisamente no olvidar porque hacerlo "permite que los sinvergüenzas se salgan con la suya".

"Ya tuvimos suficiente" dice el creador al hacer hincapié en que con lo logrado hasta ahora tenemos que aprender de esta consolidación de nuestra sociedad y nuestra democracia pues los problemas no se arreglan a balazos sino dialogando.

Gritos como "Colosio vive" y "Justicia" se escucharon cuando en 1994 se sitió la funeraria para impedir que personas se llevaran el féretro con los restos de Luis Donaldo Colosio, el candidato de los pobres. Lo que la gente querá era darle un último homenaje de los "don nadie", a quienes el candidato quería darles la voz. Francisco Haghenbeck asegura que asegura que tras 25 años del crimen éste nos dice que aún nos falta un gran camino por recorrer en todos los sentidos.

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