Con la mona en la mano derecha, la cabeza agacha, sollozando y con la izquierda en todo lo alto, elevando una plegaria para recibir perdón por los pecados cometidos este año, fue como El Paco entró a la iglesia de San Judas Tadeo, acompañado de por lo menos 50 vecinos de la calle Hojalateros, en Tepito, quienes cargaban un figura del santo, que media metro y medio de altura.

El olor a thiner, activo y marihuana se percibía en la iglesia ubicada justo en la intersección de las avenida Hidalgo y Paseo de la Reforma.  Afuera, el mercado de figuras de San Judas, fritangas, cervezas y hasta cannabis colapsaban el caminar. Ahí convictos, víctimas de algún delito, adultos de la tercera edad y niños se paseaban venerando al patrono de las causas imposibles.

“¡San Judas Tadeo, San Judas Tadeo!”, coreaban los feligreses, abriéndose paso con los cohetes que alertaban a los asistentes sobre la llegada de los peregrinos desde distintos puntos de la Ciudad.

“San Juditas es nuestro santo, en el barrio todos lo veneramos y cada año, sin falta, le hacemos su fiesta. Yo acabo de salir de la cárcel y el tiempo que estuve ahí le rece para que saliera de volada y no me falló, entonces por eso es que lo vine a ver con toda la banda”, contó uno de los fieles.

“Ahora le vengo a pedir que me aleje un poco del mal camino, ya tengo 38 años y no puedo seguir andando de cabrón, pero esta difícil conseguir trabajo o andar en el camino del bien. Ando tranquis un rato, pero de repente me pongo loco y es cuando vale madres todo, por eso mi mamá no deja de rezarle para que yo ande tranquilo”, comentó El Paco mientras pedía que para la siguiente, no fuera detenido.

La circulación en las inmediaciones de la Torre de Caballito se vio entorpecido por los fieles a San Judas Tadeo y mientras estos poco a poco copaban esa zona de la Ciudad, familias, deportistas y ciclistas que estaban a solo a una calle del templo manifestaban su molestia por el actuar de los asistentes.

“Esto no tiene nada que ver con la fe ni con el folclor del país. Las religiones y lo que cada quien haga con su vida es respetable, pero que no lo hagan en público en medio de la calle. Traigo a mis hijos y no es correcto que estén fumando mariguana, que estén inhalando activo, y lo hacen frente a la policía.

“No es que uno sea recatado ni nada de eso. Yo respeto su religión, a su santo, pero que ellos respeten también el libre tránsito y la calle no drogándose frente a mi hijo”, comentó Arturo Méndez.

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