Usar prendas artesanales era exclusivo de fechas conmemorativas: los trajes típicos con bordados y colores representan cada región o comunidades indígenas en el país, sin embargo, en los últimos años la lucha de los artesanos por subsistir los ha llevado a explorar nuevas opciones de telas, colores, combinaciones, conquistando el gusto de mexicanos y extranjeros.

Raquela Hernández Ruiz, artesana, relata que con las nuevas tendencias en la moda y la falta de reconocimiento del trabajo artesanal, se vieron obligados a “evolucionar” desde hace 10 años a buscar nuevas alternativas para que sus productos sean buscados y usados con orgullo.

“Ha sido una evolución, este boom de usar la artesanía se ha dado en los últimos 10 años, va desde usar otras telas y no sólo las típicas piezas, ya estamos usando linos, mezclillas algo que sea más casual y se use en cualquier ocasión”.

Adoptar nuevas telas como la mezclilla, lana, algodón y conjugarlas con los colores y técnicas de bordado los llevó a resultados inimaginables, desatando un “boom artesanal”, con prendas en tendencia que al portar un detalle artesanal, por mínimo que este sea, resulta con una gran aceptación.

“Tenemos una amplia variedad, como joyería, textil, calzado, accesorios, las blusas y sobre todo, chamarras de mezclilla han funcionado muy bien”.

Actualmente la gama artesanal que se ofrece es amplia y para cualquier ocasión, desde tenis, gorras, sombreros, pantalones, blusas, bolsas, mochilas, joyería, accesorios y decoración para el hogar, zapatillas y hasta vestidos de noche, entre otros. Hay también piezas de barro blanco, vajillas, molcajetes, mesas, bancas y muebles de madera, además de manteles, cojines, toallas, jarrones y artículos diversos para el hogar.

Raquela asegura que gracias a este boom, el valor de los productos artesanales es más respetado y el “regateo” se ha ido disminuyendo. Como referencia mencionó que prendas como una chamarra de mezclilla bordada se vende en 3 mil pesos, mientras que marcas internacionales han intentado también replicar estos modelos comercializándolas hasta en 7 mil pesos.

Los tiempos de trabajo en los talleres oscilan por el tipo de prenda o producto, por ejemplo, las pulseras bordadas pueden tardar de uno a dos días; y una chamarra o vestido podría tardar incluso meses.

El trabajo artesanal no está exento de la piratería, vestidos y trajes típicos han sido imitados por la industria china.

“Estamos a la par de las marcas que todo mundo ve en el mercado y con precios hasta más elevados, hemos detectado huipiles que son chinos y los quieren vender como artesanías, nos han querido hacer competencia pero se ve la diferencia”.

En San Luis Potosí, bajo la dirección del Sistema DIF Estatal, La Casa del Artesano es el hogar de todo tipo de artesanías que se producen al interior del estado, es decir, existen productos de los 58 municipios, sin embargo, sobresalen los huastecos como Axtla de Terrazas, Xilitla, Aquismón, así como Real de Catorce, Matehuala y Rioverde, apoyando sin fines de lucro a más de 500 artesanos potosinos. Los productos de las prendas van desde los 100 hasta los mil 500 pesos.

La Casa del Artesano los apoya fungiendo como una tienda, donde todos los artesanos llevan sus productos y ahí se comercializan sin cobrar ninguna comisión, además se llevan exposiciones a los congresos y eventos que se realizan en la entidad.

“Antes era sólo la blusa y el tenis, ahora es todo: tenis, bolsas, sombreros y hasta jeans, todo con un detalle típico potosino, aquí es una tienda sin fines de lucro que promueve la artesanía potosina, se apoyan 500 artesanos con seis coordinadores regionales que agrupan a los artesanos”, dijo María Elena Serrano Delgado, coordinadora de la tienda DIF en San Luis Potosí.

nancy.hernandez@clabsa.com.mx

vkc

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