No sólo se trata de números, ¿cuántas mujeres?, ¿cuántas familias?, esas preguntas se pueden contestar de manera sencilla, lo que necesita ser explicado para que sea entendido por las autoridades y la sociedad es: cómo funciona un refugio para mujeres, niños y niñas que viven violencia extrema, para las madres e hijos que son sobrevivientes de un feminicidio.

Para Ángeles Mastretta, escritora mexicana, un refugio “es el lugar de un nuevo principio, la estación de llegada para sentirse otra vez ella misma. Fuerte y confiada”. Estos espacios han entrado en la incertidumbre y temen que debido a la decisión cambiante del presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, de cómo y por quién serán operados los recursos para financiarlos, su operatividad se vea afectada.

Fabiola Maldonado, colaborada en la asociación civil “Otra Oportunidad A.C.”, señala que están a la espera de una definición, sin embargo desconocen qué pueda suceder, aunque para ella una cosa es segura “cerrar este lugar sería la última alternativa, nos organizaremos para seguir apoyando mujeres”.

La organización “Otra Oportunidad A.C.” se estableció hace 19 años, desde ese entonces ayuda a las mujeres a salir del espiral de violencia de las que son víctimas, porque creen que es posible lograr un cambio en la vida de ellas, de sus hijas e hijos. Desde 2001 comenzó el proyecto arquitectónico del albergue, logrando concretarse en 2006. En una casa hecha para ser refugio se reciben hasta 25 núcleos familiares, durante tres meses se cubren sus necesidades básicas que van desde artículos de higiene personal, ropa, comida, escuela, atención médica y capacitación para el trabajo, para esto se aplican de 60 a 80 mil pesos mensuales por familia.

El equipo de El Universal San Luis Potosí realizó un recorrido en las instalaciones del refugio, ahí nos recibió la directora operativa, Elizabeth Rapp, y mostró cómo es que se organizan este espacio donde colaboran trabajadoras sociales, enfermeras, una nutrióloga, abogadas y abogados, educadoras, pedagogas, además de maestras del Instituto de Capacitación para el Trabajo, quienes ayudan a las mujeres a desarrollar sus habilidades e insertarse en el mundo laboral una vez que ellas estén listas para egresar del albergue.

Dormitorios, 12 baños completos, una ludoteca, enfermería, un baño para personas con discapacidad, la cocina, área de lavado, tendido y los patios están en perfectas condiciones. Las mujeres se turnan para realizar las labores en las áreas comunes. Los niños reciben clases, además de que por parte de la organización se intercede ante las escuelas para que no pierdan el año escolar, se les apoya con la inscripción, uniformes,  útiles para que continúen asistiendo a las instituciones.

Los artículos de limpieza e higiene personal, comida, ropa, zapatos están organizados en bodegas. De todo se lleva un registro, cada mujer firma una hoja que entra en una bitácora donde se comprueba que el recurso se aplica de la mejor manera, en persona reales.

Para poder acceder al sitio deben de cumplir un perfil, entrarán al refugio por voluntad propia, no deben estar en estado inconveniente o usar drogas debido a que pondrían en peligro a las familias que ya están dentro, ser víctimas de violencia familiar o de género. “Otra Oportunidad A.C.” tiene una política de cero rechazo, reciben a mujeres del interior de la entidad potosina, otros estados y países. Es parte del Registro Nacional de Organizaciones Civiles denominadas como CLUNI.

80 por ciento de los refugios en la República Mexicana son operados por la sociedad civil, son redes de apoyo para mujeres que en algunas ocasiones no tienen apoyo por parte de algún familiar, posibilidad económica o académica para liberarse de su agresor, por lo que la idea de que los recursos sean entregados de manera directa a las víctimas es una decisión equivocada, para Elizabeth Rapp esto generaría mayor violencia y más feminicidios.

“No somos intermediarios, somos proveedores de servicios, especializados de manera integral, necesarios para garantizar la atención a estas mujeres, no sólo la atención, la seguridad, las asesorías, la intervención, el acompañamiento y el seguimiento durante los procesos que ellas requieran o que decidan iniciar”.

La decisión cambiante del actual presidente Andrés Manuel López Obrador coloca a los refugios en la incertidumbre. Aún se desconoce cómo es que será la entrega y aplicación de los recursos que ya estaban etiquetados desde el Congreso de la Unión para el apoyo de estos durante 2019. La mañana del 5 de marzo AMLO declaró que las encargadas de esto serían la Secretaría de Gobernación, así como la titular del INMUJERES. Un día después señaló que la SEGOB asumirá la rectoría de estos refugios.

Por su parte “Otra Oportunidad A.C.” ya se encuentra concursando en la convocatoria de la Secretaría de Salud por los recursos de este 2019. La organización civil detalló que da cumplimiento a todos y cada uno de los indicadores de transparencia, de documentos, realiza informes cualitativos, cuantitativos,  de ejecución de recurso y es dictaminada año con año por un despacho externo de contadores. Pidió que no se generalice, y evidenció que esto es una lucha para reconocer la importancia de las asociaciones civiles.

LAS HISTORIAS DEL REFUGIO

Sin respuesta

Una adolescente de 17 años lleva un año viviendo en la casa. Ella era abusada por su padre, un policía en activo, escapó de él y llegó al centro. La menor cumplirá 12 meses de habitar ese espacio y aún no sabe qué decisión tomar, está estudiando. Su agresor continúa prófugo de las autoridades.

¿Cómo salir? 

Para María Elena, quien tiene 3 semanas de haber llegado con sus dos hijos, estar dentro del albergue significa una gran tranquilidad. Ella tenía 10 años de estar con su pareja, durante el noviazgo todo marchó “bien”, fue hasta cuando decide irse a vivir con él cuando los insultos, golpes y amenazas comenzaron.

La violencia escaló hasta el punto que él la arrastraba por la casa en presencia de sus niños. María Elena trabajaba como mesera, cuando Víctor le dijo que le arrancaría los dientes con unas pinzas para que no le sonriera a nadie más y dejara de burlarse.

Ella buscó ayuda con la policía y el DIF, ambos la responsabilizaron de su situación y negaron el apoyo. Sus hijos, un niño y una niña, fueron creciendo en ese ambiente hostil, donde ellos también sufrían por el alcoholismo de Víctor y toda la violencia psicológica. Un día los niños intervinieron cuando Víctor golpeaba a María Elena, él los agredió, al niño le tiró un diente a puñetazos y a la niña intentó ahorcarla. Fue en ese momento cuando ella tomó el valor para dejarlo y se acercó al refugio. Su meta es vivir tranquila con sus hijos.

Cuca

Una perrita de raza mestiza también habita el refugio. Ella llegó con una familia de Rioverde, la mujer y sus tres hijos estaban con un hombre que los golpeaba hasta el cansancio. Cuando ellos ingresaron al albergue fue durante una madrugada, los encargados vieron que el niño traía “algo” envuelto en una cobija, al revisar se dieron cuenta de que se trataba de una cachorro. Cuca fue recibida, la bañaron, llevaron al veterinario, vacunaron y también desparasitaron. Su nombre es por Refugia, y ella también está contabilizada dentro de la pizarra como “1 perro”.

Primer Contacto

Hace un par de semanas el centro de primer contacto para las mujeres que buscan ayuda cambio de dirección. Ahora son atendidas en la calle de Morelos número 1453 frente al mercado municipal de La Merced en el Barrio de San Sebastián, en la capital. Ahí se realiza el primer contacto, las entrevistas para ser parte del refugio, además de brindar asesoría legal y atención psicológica para mujeres, niños y adolescentes. La planta alta de esta nueva casa será utilizada para también dar talleres y capacitaciones para el trabajo.

La labor de esta asociación civil está en desarrollo. Todo el personal es profesional, se capacitan año con año, cumplen con las actualizaciones necesarias, están próximos a recibir la certificación por parte de la Procuraduría de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes (PPNNA) y así poder brindar una mejor atención los hijos de las mujeres violentadas.

Después de que salen del albergue se les da un seguimiento de 6 meses, sin embargo, muchas mujeres de las que acuden no denuncian - porque para que se judicialice la carpeta de investigación por lesiones o amenazas tardaría hasta ocho meses o un año-  por lo que prefieren buscar redes de apoyo o hasta cambiar de residencia.

Elizabeth Rapp enfatizó que durante este 19 años de existencia el refugio “Otra Oportunidad A.C.” no ha estado a merced de los cambios de gobierno e imposiciones al haber un cambio en los poderes políticos, sino que se ha trabajado de manera simultánea e integral para lograr un objetivo específico: “garantizar que la mujer esté en condiciones libres de tomar sus propias decisiones”.

apl

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