Este jueves en sesión solemne del Congreso del Estado, se entregó la presea Plan de San Luis a la maestra Socorro Vázquez Ríos “Coquito”, cuya labor docente por más de medio siglo destaca.

Ella es originaria de San Luis Potosí, nacida en 1946, cuenta con licenciatura en Educación Primaria; licenciatura en Tecnología Educativa en la Dirección General de Educación Normal y Actualización del Magisterio.

De 1967 a la fecha ha sido maestra de Educación Básica en Chiapas, Hidalgo y San Luis Potosí, se ha desempeñado como maestra del Método Montessori, profesora de Grupo Integrado, directora y coordinadora del Programa Educando para la Vida, entre otras cosas.

Su labor docente ha impactado en distintas áreas de las infancias vulnerables: en niños indígenas, niños en situación de calle, niños con discapacidad, niños en situación de riesgo social y en condición de extrema pobreza, la atención a más de setecientos niños en condición de vulnerabilidad en la ciudad de San Luis Potosí.

La hoy premiada ha colaborado de forma interinstitucional en el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF); en la Procuraduría de la Defensa del Menor, la Mujer y la Familia, para salvaguardar los derechos e integridad de los menores en condición de riesgo y de mujeres víctimas de violencia.

Ha sido investigadora y colaboradora en proyectos nacionales tales como la implantación de la propuesta para el aprendizaje de la lengua escrita.

En la sesión estuvieron presentes los representantes del Ejecutivo del Estado, Alejandro Leal Tobías y Carlos Alejandro Ponce del Consejo de la Judicatura como representante del Poder Judicial.

Fue Fernando Chávez Mendez, presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, quien hizo entrega del galardón.

En su mensaje la maestra “Coquito” agradeció a las personas que le han apoyado en la labor, “sepan que les agradezco el compartir esta vida”.

Narró su soledad en una comunidad de la sierra de Chiapas que percibió como de otro mundo “no corrí porque era muy difícil salirme de allí (...) ya estaba allí y las cosas tenían que hacerse y tenían que hacerse bien”.

No obstante, se propuso como reto que en una comunidad donde ninguno de sus alumnos se sentía mexicano, fomentar el sentimiento antes de irse”.

A partir de allí, dice “yo no me imagino la vida sin ser maestra”, recuerda que la primera profesión que le gustó es la de bióloga, apuntó que le llaman la atención las plantas que se están secando, que están rotas, lo que relaciona con su interés para conocer lo que pasaba con los niños en situación de vulnerabilidad que atendió.

“En 1994 salimos a la calle con niños que no querían que estaban renuentes a aceptar cuán quiero apoyo porque decían que por culpa del gobierno estaban en esas condiciones. Y los hicimos sentir dignos de ese apoyo”.

Habló además de la necesidad de generar proyectos educativos que respeten la posibilidad de aprendizaje de cada uno de los menores que son atendidos, “la necesidad de prestar atención”.

Otro problema que ha enfrentado es la drogadicción, pues cuando inicio con el programa había más de 100 niños en la calle y ahora todos han entendido que tienen que pernoctar en alguna casa.

Lamento que en el tiempo que tiene de labor, más de 30 niños han muerto en situaciones de violencia y uno año por cuestiones de enfermedad.

maria.medrano@clabsa.com.mx

vkc

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