El titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray Caso, confesó que en algún momento temió que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) desapareciera, una posibilidad que fue muy real en algunos momentos, pero que, tras más de un año de negociación, ayer llegó a buen puerto en la parte bilateral entre México y Estados Unidos.

En entrevista con EL UNIVERSAL, dijo que, con la llegada de Donald Trump a la presidencia de EU, el futuro del TLCAN estaba en juego. “Hubo momentos en los que sí parecía que el escenario más probable era la salida de Estados Unidos”.

Tras más de cinco semanas de negociación ininterrumpida, el canciller lucía un posado cansado enmascarado por un “entendimiento” que asegura a México un tratado comercial con EU.

Hubo varios factores que posibilitaron que este lunes se consiguiera el logro. Entre ellos, la premura y la presión del tiempo, ante una fecha límite (31 de agosto) casi insalvable si se quería que el presidente Enrique Peña Nieto fuera el que estampe la firma en el nuevo acuerdo.

“También faltaba trabajo”, añadió el canciller; así como “que el equipo de Estados Unidos mostró mayor apertura”.

“Puede haber factores políticos, puede haber factores de resolución de algunos temas... En fin, estos procesos son complejos y no necesariamente obedecen a la explicación de alguna otra variable. Lo que es un hecho es que en estas semanas de julio y agosto encontramos las condiciones para hacerlo”, resolvió Videgaray.

De momento, el acuerdo es bilateral entre EU y México, una situación que llegó por “planteamiento de EU” y para salvar una relación entre Washington y Ottawa que “atraviesa un momento complejo”.

Sobre si ese rompimiento trilateral es seguir el juego de Trump, el canciller explicó que la posibilidad de que sea un pacto de tres “sigue ahí”, y esa es “la preferencia de México”. “Eso es para lo que vamos a trabajar”, apuntó, explicando que, pese a que hay un acuerdo comercial con Canadá dentro del TPP-11, “la competitividad de Norteamérica depende de su capacidad de integración” y tener “reglas uniformes en toda la región”.

“Además, desde el punto de vista de política exterior, para nosotros es importante la relación con Canadá”, añadió. A partir de este martes, los representantes canadienses se sentarán en la mesa de negociación con México y EU.

“Algunas serán magníficas noticias”, previó el canciller. Especialmente en la modificación del capítulo 11, que no se elimina y al que sólo se hacen “algunas modificaciones” en cuanto a la solución de controversias entre inversionistas y Estado (conocido como ISDS), o el 20, que se respeta “tal como está” con algunas “mejoras de procedimiento para hacer más ágil la resolución de los paneles”.

“Conozco la posición de Canadá y me sorprendería que no fuera bienvenida”, aseguró añadiendo que recibirán “con mucho interés” la nueva cláusula de revisión; una provisión que, en palabras de Videgaray, “aminora el riesgo de que volvamos a vivir un escenario como este”.

Sobre temas específicos del acuerdo, aseguró que 75% de componente regional en reglas de origen automotriz tendrá “un impacto positivo en los proveedores mexicanos”. Está convencido de que la industria podrá hacer una transición exitosa para dar un “impulso al proceso de desarrollo industrial en México”.

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