Investigadores del Instituto de Biología (IBT) de la UNAM hallaron una  originaria del Valle de México, quienes la denominaron “Loxosceles tenochtitlan”.

“A simple vista se puede identificar porque su color café oscuro no es llamativo, y a diferencia de otras especies en el país, tiene un patrón dorsal en forma de “violín” muy visible, de ahí su nombre”, explicó el investigador Alejandro Valdez-Mondragón, quien participó en el descubrimiento.

Aunque estas arañas son tímidas y evitan el contacto humano, si se sienten amenazadas reaccionan mordiendo, porque es su mecanismo de defensa.

De acuerdo con un comunicado que emitió la UNAM, la mordedura de este arácnido tiene características muy comunes: empieza con una llaga que se torna morada y rosada alrededor. Sin embargo, es difícil identificar el cuadro clínico porque comúnmente la mordedura no es dolorosa y se puede confundir con una infección cutánea, picadura de insecto o urticaria.

Hasta ahora, "L. tenochtitlan" es la única nativa de la Ciudad de México, Estado de México y Tlaxcala, remarcó Valdez-Mondragón.

El investigador precisó que esta especie, en zonas urbanas, vive en lugares donde nosotros mismos les procuramos las condiciones para establecerse: espacios con objetos acumulados (almacenes o bodegas) y basura, porque los desechos atraen insectos que les sirven de alimento (cucarachas, moscas y cochinillas).

“Les proporcionamos la temperatura, humedad y comida para que se establezcan en nuestros hogares, lo que nos pone en riesgo de tener un accidente con ellas, aunque al alimentarse de insectos también realizan una función ecológica importante”, puntualizó, para la UNAM.

La Universidad informó que en época de lluvias los machos buscan a las hembras en sus telarañas, y como son de hábitos nocturnos y errantes, pueden esconderse entre la ropa, los zapatos o en una cama. El experto también indicó que la mejor manera de evitarlas es mantener limpio nuestro hogar y libre de escombros.

Con información de la UNAM

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