La creencia de que el lugar para las mujeres es en casa realizando labores domésticas o cuidando a sus hermanos y el mito de que son menos capaces que los hombres para ciertos trabajos, entre otras taras, han frenado la incorporación de las mujeres por completo en el ámbito científico.
La bióloga Rosaura Ruiz Gutiérrez y las astrónomas Silvia Torres Castilleja y Julieta Fierro, tres de las científicas más destacadas de México, hablan de los problemas que obstaculizan el trabajo de la mujer y su poca participación en ramas como las matemáticas y la física.
Las tres investigadoras cuentan cómo a largo de sus carreras se han enfrentado a estos problemas y exponen los cambios que se necesitan en el país para crear ambientes más incluyentes y seguros para las mujeres.
Además, reflexionan sobre la polémica acerca de la escasa participación de las mujeres en El Colegio Nacional y lanzan propuestas para buscar la paridad de género.
La incursión de las mujeres en la ciencia ha existido desde hace siglos, sin embargo no siempre han recibido el reconocimiento que merecen. Científicas e investigadoras han brindado la posibilidad de conocer y entender importantes elementos que ahora son clave para el avance científico. El ejemplo más conocido de trabajo y esfuerzo es el de la física y química polaca Marie Curie.
Su legado no se limita a su pasión y contribución científica ni a ser la primera persona en recibir dos premios Nobel, sino que se extiende a una lucha de las mujeres de los últimos 200 años, rompiendo con la idea de una mujer “madre y esposa”. Una lucha que todavía sigue.
Aunque se han logrado grandes cambios, a más de 80 años de la muerte de Curie falta mucho por hacer dado que las mujeres siguen enfrentando la discriminación y la desigualdad de género.
Rosaura Ruiz Gutiérrez, coordinadora de proyectos especiales de la Secretaría General de la UNAM y colaboradora de esta casa editorial, afirma que existe una importante discriminación de manera que pocas mujeres se pueden dedicar a la ciencia.
“Hay áreas en las que hay menos mujeres; en lafísica, las matemáticas, las ingenierías, lacomputación, en esas áreas hay entre 25% y 30% de mujeres. En otras, como la salud y la biología, casi estamos parejos, pero es notable darse cuenta de que cuando son estudiantes de medicina, de biología, por ejemplo, las mujeres terminan mucho más a tiempo y con mejores promedios, pero cuando se trata de buscar trabajo, entonces es más para hombres que para mujeres”.
Para Ruiz Gutiérrez, México vive dos grandes problemas, por un lado, un analfabetismo científico que aleja a los niños del estudio de las ciencias y, por el otro, un machismo desmedido que impide el acceso de las mujeres a muchas áreas.
“Me parece que hay que empezar a estimular a las niñas porque se hacen estereotipos, como que las mujeres no tenemos una capacidad equivalente a la masculina en el desarrollo de las matemáticas, computo o de la física, y esto ha sido un problema social. México es un país con un machismo histórico muy importante, hay una cultura de que ser hombre implica ser agresivo, ser violento”, explica Ruiz Gutiérrez.
La académica de la UNAM dice que es imposible negar la cantidad de feminicidios y de agresiones por parte de hombres hacia las mujeres que suceden todos los días, pero que a pesar de que la agresividad se podría considerar como una característica de nuestra especie, todas las características, aunque sean biológicas, se pueden modificar.
“Aunque los hombres tengan una mayor tendencia a la agresividad por las hormonas (testosterona), tienen también, por educación, por cultura, que controlar esos instintos. No por ser hombre o mujer tenemos que ser de cierta manera, el género se construye, Simone de Beauvoir decía que nosotras no nacemos mujeres, nos hacemos mujeres. También los hombres. Es un problema cultural, no biológico”, apunta Ruiz Gutiérrez.
Por su parte, Silvia Torres, investigadora emérita del Instituto de Astronomía y presidenta de la Unión Astronómica Internacional (IAU), comenta que si bien es cierto que históricamente ha habido discriminación hacia las mujeres, esta situación está cambiando.
“La mujer tiene tanto talento y tanta capacidad como los hombres y el no haber logrado la participación de mujeres en la ciencia ha sido un desperdicio de la mitad de la humanidad”, asegura.
La presidenta de la IAU recuerda que seguramente se ha enfrentado a la discriminación, pero su carácter no ha dejado que eso la detenga. “Quizá no lo he notado, no lo he percibido, y más bien me he seguido de frente, porque si uno se pone a reflexionar en lo que le dicen y cómo se lo dicen, pues no avanza, así que me he seguido de frente. Dicen que las mujeres que han logrado éxitos son muy enérgicas y muy masculinizadas, es posible que sí porque para lograr avanzar en ocasiones hay que realizar más esfuerzo, tomar más energía, más ímpetu, y eso a veces los hombres lo sienten amenazante”.
La astrónoma Julieta Fierro contó que de niña sí sufrió desigualdad de género: “Mi papá pensaba que las hijitas tenían que quedarse en la casa a cuidar a los hermanos, a mi ex marido no le parecía que dedicara tanto tiempo a estar fuera de casa, pero en el mundo académico jamás lo he sufrido, al contrario, siempre he sido muy apoyada y muy respetada”.
Fierro explica que la falta de ejemplos de mujeres exitosas en la ciencia es uno de los grandes motivos por los cuales las niñas no se adentran en el estudios de estas áreas.
“Hay pocos ejemplos de mujeres exitosas que sean científicas, que estén contentas, que tengan una vida plena, que sus hijos seas exitosos, que tengan buenas amigas, que hagan muchísimas otras cosas además de hacer ciencia. Son necesarios más ejemplos para motivar a las niñas y demostrar que si es posible hacer una carrera en la ciencia. Es necesario contar esas historias”, indica.
Por un Colegio incluyente. La desigualdad de género se ve reflejada en diversos espacios, por ejemplo, El Colegio Nacional se encuentra envuelto en una polémica, ha sido acusado de ser una institución “machista” y “patriarcal” porque en sus 75 años de historia ha tenido a 103 miembros hombres y sólo a cuatro mujeres, es decir, 3.7% en casi un siglo.
Ante el problema, intelectuales lanzaron la propuesta de crear un Colegio Nacional sólo para mujeres, con 40 miembros. Dicha propuesta cuenta con más de 6 mil firmas en la plataforma change.org.
“Yo firmé la carta que decía que si no había otro remedio, si no van a dejar entrar mujeres, pues entonces hagamos otro (Colegio). Firmé porque me parece que las mujeres deben presionar, insistir y apoyar las iniciativas unas de otras, pero me parece que la solución real es que se cambien los criterios de El Colegio Nacional y que se vea que hay mujeres que tienen características de desempeño distintas a los hombres por miles de razones, por la discriminación, por los embarazos, la crianza de los niños. Tenemos condiciones distintas que no podemos negar”, argumenta Rosaura Ruiz Gutiérrez.
Asegura que El Colegio Nacional tendría que cuestionarse los motivos por los cuales no han ingresado más mujeres. Para la académica, una de ellas es que no han llegado a producir lo mismo que varios de los miembros hombres a la misma edad.
Cambiar la edad de ingreso es una parte clave para Ruiz Gutiérrez; ella, por ejemplo, cuando presidió la Academia Mexicana de las Ciencias cambió la edad de los premios de trayectoria para hombres y mujeres, que era de 40 años.
“Hice este análisis con un grupo de ex presidentes y mujeres que se dedican a la investigación de género. El cambio lo hicimos porque está demostrado que las mujeres en la etapa reproductiva tienen una lentitud en su desarrollo académico. Yo proponía que los hombres pudieran competir hasta los 40 años, y que diéramos a las mujeres cinco años más. Logré convencer de tres años más. Algo así se podría hacer en El Colegio Nacional, que se cambien las edades para que se reconozcan a las mujeres que por diferentes razones, siempre incluyo la discriminación, vamos más lentas”.
Para Julieta Fierro es importante que, de hacerse un Colegio Nacional exclusivo de mujeres, incluya a hombres. “Creo que lo importante es reconocer la labor de las grandes mentes humanas. El Colegio Nacional tiene este gran problema porque tuvo un límite de edad desde que se creó y como había pocas mujeres que hicieran investigación o que se dedicaran a alguna actividad fuera de casa, esto hizo que sacaran sus primeros premios más tarde que los hombres y que no ingresaran a El Colegio Nacional. Considero que los mismos miembros de El Colegio son personas incluyentes y si no hay más mujeres como Margo Glantz o Silvia Torres, estas grandes mentes mexicanas, es por razones de edad”.
Para las tres investigadores es importante buscar una igualdad de género y un mayor reconocimiento para el trabajo de las mujeres, siempre y cuando no se olvide que el objetivo es medir el mérito de las personas y ese debe ser el criterio general. También consideran que los hombres tendrían que entender que la incorporación de las mujeres es fundamental para la propia ciencia, el dejarlas fuera es ignorar a todo un sector de mentes brillantes que podrían dedicarse y fomentar el avance científico.
“Hasta donde conocemos hoy, más o menos genéticamente, biológicamente, somos muy parecidos los humanos, tenemos diferencias evidentes, pero no en cuanto a capacidad de desarrollo intelectual; no hay nada que indique que las mujeres tenemos un menor desarrollo intelectual que los hombres, pero aunque lo hubiera, lo importante es lo social. Pese a que hay características que puedan deberse a nuestra biología, la sociedad, la educación y la cultura las corrigen”, indica Rosaura Ruiz.