Humanos instalados en la Luna, dentro de un túnel con condiciones para la vida, podría ser una realidad en 2030. Un espacio como este ya está siendo diseñado por el Centro de Investigación de Colonias Espaciales (RCSC) de Japón, que fue establecido en noviembre de 2017 para cumplir esta meta.
Su propuesta está orientada al turismo de estancias cortas e incluye una cápsula habitable construida en los túneles que fueron hallados bajo la superficie de la Luna en octubre del año pasado, también por científicos japoneses.
Actualmente, los investigadores del RCSC se encuentran trabajando en cómo asegurar la producción de alimentos a través de un invernadero donde realizan pruebas con papas, tomates y lechugas, sumergidas en agua en vez de plantadas en tierra.
Según explicó Chiaki Mukai, la primera astronauta japonesa y líder de este proyecto, el satélite natural de la Tierra es un destino "muy prometedor y muy realista" al que se puede llegar en sólo tres días, por lo que la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) se ha sumado a su conquista.
Búsqueda de recursos
Pero los japoneses no son los únicos interesados en llegar a la Luna. Cada vez son más las iniciativas internacionales que presentan sus ambiciosos planes de poner un pie allí.
A través de su Programa de Exploración Lunar, China está avanzando en dar un paso que ninguna potencia ha logrado: aterrizar en el lado oscuro de la Luna. Desde el año pasado, el país está realizando pruebas con decenas de voluntarios de la Universidad Astronáutica de Beihang, quienes están viviendo en una estación de prueba para simular cómo sería la vida en un ambiente como el del satélite terrestre.
En febrero, el administrador interino de la NASA, Robert Lighfoot, aseguró durante la presentación del presupuesto 2019 de la agencia que Estados Unidos se encontraba en un camino para regresar a la Luna con la mirada puesta en Marte. Y el mes pasado, Rusia informó que el país intentaría llegar a los polos de la Luna en 2019 en búsqueda de agua. "Hay algo que hacer allí. La exploración de otros planetas, del espacio profundo, puede comenzar desde allá", dijo el Presidente Vladimir Putin.
Se trata de una ambición que comparte con India, donde se está desarrollando la misión Chandrayaan-2, la cual busca descubrir moléculas de agua en el polo sur de la Luna y cuyo lanzamiento se realizaría este mes.
"Quedaron muchas cosas pendientes del Programa Apolo en los 60. Se exploró un área pequeña de la Luna y se tomaron pocas muestras, con lo que quedó mucho por descubrir, principalmente de su lado oscuro. Existe un interés científico y una curiosidad de conocer esa parte", opina Gabriel León, director del Centro para la Comunicación de la Ciencia de la U. Andrés Bello (UNAB), sobre las principales razones de las potencias para llegar o volver (en el caso de EU) al satélite terrestre.
Y agrega: "También es un punto de partida para muchos países para ir a Marte y ensayar más cerca de la Tierra y en condiciones más estables".
Otra motivación tendría que ver con la explotación de recursos, asegura Jeannette Irigoin, experta en derecho internacional y académica del Heidelberg Center para América Latina.
"Estos países piensan que los recursos de la Tierra se van a acabar y quieren explotar los de la Luna con una mirada a futuro", dice la especialista, quien añade que la competencia por el poder entre las naciones también influye en su interés. "Están empezando a desarrollarse nuevas potencias como India o China, y entonces EU no se quiere quedar atrás. Hay un constante temor de perder poder en ciencia y tecnología", explica.
Irigoin cree que una futura carrera lunar requeriría con urgencia una actualización de las normas que rigen el uso del espacio exterior, la Luna y otros cuerpos celestes. Según el Tratado sobre el espacio ultraterrestre aprobado en 1966, la Luna es patrimonio de la humanidad, no puede ser objeto de apropiación y es accesible a la comunidad internacional para uso pacífico.
"Naciones Unidas debe ponerse de acuerdo sobre qué se entiende por uso pacífico y legislar nuevamente para asegurar un uso justo y que realmente beneficie a todos", agrega Irigoin.
Algo parecido opina León. "En este contexto de futuras actividades comerciales, es probable que se concrete un tratado lunar que regule esas acciones. Aquí la pregunta es: ¿cómo la humanidad aprovecha los recursos del espacio sin que un grupo segregue al resto? Allí está el desafío", dice el experto.