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El cáncer de ovario es una de las enfermedades ginecológicas más letales, porque la gran mayoría de los casos se detecta en un estado clínico tardío o avanzado, es decir, en etapa cuatro, afirmó el especialista del Centro Oncológico Internacional (COI), Gilberto López Rosas.
En el marco del Día Mundial del Cáncer de Ovario que se celebra el 8 de mayo, el oncólogo y médico internista señaló que junto con el cáncer de mama y cervicouterino, el de ovario es de los tipos de cánceres más comunes entre las mexicanas, sobre todo en mujeres de 50 años o más de edad.
Señaló que, desafortunadamente, la detección temprana se torna complicada porque a pesar de los esfuerzos científicos que se han hecho, todavía se carece de una prueba certera y precisa para diagnosticar este problema de salud, exclusivo de las mujeres.
Añadió que se realizan ultrasonidos transvaginales en pacientes de alto riesgo, pero en general no es una prueba que se haga de manera preventiva como es el caso de los exámenes de Papanicolau o de mamas para la detección temprana.
Sin embargo, mencionó que los ginecólogos y oncólogos a pesar de la falta de información en este sentido, sí tienen la posibilidad de detectar en algunas de sus pacientes el cáncer de ovario, que en la mayoría de las personas tiene un origen esporádico, es decir no tiene una asociación directa con alguna situación particular.
No obstante, señaló que 10 por ciento de los casos tiene relación con cáncer hereditario. Existe una mutación de genes BRCA1 y BRCA2 que arroja información respecto a si un paciente tiene un alto riesgo de padecer esta enfermedad.
“Las pacientes pueden tener entre 20 y 40 por ciento de riesgo de desarrollar cáncer en el ovario en menores de 50 años, son pacientes jóvenes y es importante hacerles estudios genéticos para en caso de ser positivo tomar medidas, como una cirugía reductora de riesgo al quitar los ovarios”, dijo.
Mencionó que afortunadamente esta enfermedad no es tan frecuente, aunque el problema de los pacientes esporádicos es que generalmente no llegan en estadios clínicos tempranos, sino avanzados y metastásicos.
En estos casos, dijo, el reto es mayor, porque el tratamiento más que curativo es de tipo paliativo, esto es cuando el estadio clínico está en etapa cuatro que “significa que ya salió del ovario incluso de la pelvis y hay metástasis a nivel pulmonar o hepático”.
Agregó que cuando el cáncer de ovario está confinado en el abdomen, se pueden dar tratamientos multimodales con un intento curativo, pero cuando ya está en el hígado, pulmón en otro sitio, se da un manejo paliativo, con un pronóstico no muy bueno.
Entre los síntomas, el especialista dio a conocer que generalmente se presenta dolor abdominal pélvico, algunas alteraciones en la función intestinal como estreñimiento o diarrea, pérdida de peso, fatiga y hemorragias vaginales.
“Son algunos de los síntomas que pueden llevar a la paciente a consulta médica, pero lamentablemente en muchos casos los síntomas se confunden con otro tipo de enfermedades como colon irritable o colitis”, apuntó.
Resaltó la importancia de tomar conciencia de este problema de salud y recomendó a las mujeres acudir al ginecólogo a revisión anual para que soliciten chequeo de ovarios con ultrasonido, para por lo menos hacer un rastreo pélvico o transvaginal en caso de considerarse necesario.