La ciencia no sólo centra su dedicación a los enigmas en que se erige el universo, sino que también estudia los comportamientos del cuerpo humano, uno de ellos, es el amor. ¿Alguna vez te has preguntado en qué parte de tu cuerpo se producen las sensaciones que experimentas cuando estás enamorado?

Puesto que ninguna de las sensaciones que se nos presentan están alejadas de nuestro cuerpo; así como no es perceptible la impresión dolorosa en un nervio del cerebro cuando un juanete nos causa molestia sino que sentimos ese dolor en el extremo de los dedos del pie. El origen de nuestros comportamientos y emociones, así como el enamoramiento, se encuentra en las reacciones químicas del cerebro.

Para resolver a esta cuestión, existen estudios de neuroimagen, en donde pueden observarse imágenes en vivo del sistema nervioso central en general y del cerebro en particular, los cuales, han permitido conocer cómo se manifiestan los sentimientos que se desprenden del amor romántico, como el deseo, la pasión y el compromiso.

En nuestro cerebro se encuentran involucradas diversas regiones que activan estas emociones y sentimiento. El deseo sexual, el cual se produce mayormente a partir de la testosterona, hormona masculina, ubicada en la hipófisis y el hipotálamo, ambos, encargados de regular determinadas funciones del cuerpo, como el desarrollo de la actividad sexual, la cual, es concebida tanto por la mujer como el hombre.

Otra estimulante localizado en la corteza cerebral es la dopamina, encargada de los procesos de comportamiento y cognición, como lo son el amor y la pasión. Se localiza en el tronco cerebral, el cual, produce un efecto placentero similar al efectuado por las anfetaminas.

Durante las etapas del amor, se halla la manifestación del compromiso, durante este periodo tomamos conciencia de las intenciones que incitan a una pareja a mantener un vínculo duradero, dicha sensación se engendra gracias a los altos niveles de oxitocina, denominada como la hormona del apego, se alberga en el hipotálamo y es el responsable de nuestros estados anímicos.

El fundamento interno de estos sentimientos responde a nuestras manifestaciones externas, que actúan sobre nosotros como una fuerza representacional denominado como “sistema de recompensa del cerebro”, el cual, consiste en una activación profunda de sensaciones de placer y euforia.

Es por ello que potenciamos comportamientos de búsqueda y consumo de estímulos gratificantes como el amor con un objetivo de realización dentro de las etapas vitales de nuestra existencia.

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