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Los materiales incrustados en diamantes que se formaron a cientos de kilómetros de profundidad en la Tierra proporcionan claves acerca del origen de la vida e indican que hay volúmenes oceánicos en el interior del planeta, según algunos de los descubrimientos del Observatorio del Carbono Profundo (DCO, en inglés).
El DCO es un programa global de investigación del papel del carbono en la Tierra, en el que participan biólogos, físicos, geólogos y químicos, muchos de los cuales se congregaron hoy en la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. para celebrar la primera década de esta investigación multidisciplinaria.
En diciembre del año pasado, los investigadores del DCO anunciaron que hay cantidades considerables de formas de vida, incluido el 70 % de las bacterias y arqueas, que comprenden 23.000 millones de toneladas de carbono, que viven a al menos 4,8 kilómetros bajo la superficie.
Los fragmentos rojos, negros, verdes y marrones de minerales, y las burbujas microscópicas de fluido y gas encapsulados por los diamantes durante su formación en las entrañas del planeta proveen un registro del entorno y las reacciones en la Tierra a profundidades y en tiempos específicos.
El DCO explicó que, por ejemplo, el hidrógeno y el oxígeno atrapados en diamantes de un sedimento ubicado entre 410 y 660 kilómetros de profundidad revelan la existencia subterránea de océanos con una masa mayor que toda el agua en cada océano sobre la superficie del planeta.
Entre los descubrimientos más destacados por DCO se encuentran las claves halladas en rocas y fluidos de la corteza terrestre sobre los orígenes de la vida en este planeta, y cómo debería buscarse la existencia de vida en otros planetas.
Los científicos del programa han hallado aminoácidos y complejas moléculas orgánicas en rocas del fondo marino. Estas moléculas, que son los componentes básicos de la vida, se formaron por síntesis abiótica y jamás antes se habían observado en el registro geológico.
Asimismo han encontrado acumulaciones antiguas de fluidos salinos ricos en hidrógeno, metano y helio a muchos kilómetros de profundidad, un descubrimiento que brinda pruebas de ambientes tempranos protegidos capaces de albergar formas de vida.
Otro descubrimiento de los científicos del DCO es que el dióxido de carbono en la atmósfera se ha mantenido relativamente estable por miles de millones de años, aunque han ocurrido perturbaciones catastróficas.
La fragmentación de continentes y la actividad volcánica asociada con ella son las causas mayores de las emisiones naturales de gas, y los investigadores observaron raros episodios de gigantescas erupciones volcánicas e impactos de asteroides para entender cómo la Tierra y su clima responden a tales alteraciones catastróficas del carbono atmosférico.