Las Vegas, EE. UU.- La obesidad se relaciona con diversos trastornos y se asocia con múltiples factores, “desde causas genéticas, ambientales, culturales y económicas, hasta con problemas hormonales o emocionales, como la depresión y la ansiedad”, señala Ricardo Luna, presidente de la Sociedad Mexicana de Obesidad.

En años recientes, los profesionales de la salud han hecho hincapié en el vínculo entre esta enfermedad y el plano psicológico, no solo como un factor que puede desencadenarla, sino también como pieza fundamental para su tratamiento.

“Se ha identificado que los pilares para tratar la obesidad son los fármacos, la cirugía y el soporte psicológico, el cual resulta de gran importancia”, apunta el doctor Sean Wharton, director de la Clínica Médica Wharton, durante un encuentro organizado por la compañía farmacéutica Novo Nordisk, en el marco de la Obesity Week.

Cada caso es único

En torno a la obesidad, existe el debate acerca de si esta enfermedad se desencadena a partir de algún problema psicológico o si, por el contrario, este padecimiento acarrea a los pacientes problemas emocionales.

“A nivel internacional, se sabe que no existe una única personalidad asociada a quienes viven con obesidad. Puede ser que haya un alto porcentaje de personas con algún problema emocional, como depresión, ansiedad o algún trastorno de conducta alimentaria, pero nunca se va a conocer, en términos generales, qué surgió primero.

“Con cada persona, por el contrario, sí se puede identificar, a través de la consulta, cómo empezó todo, cómo fue evolucionando y saber así si algún problema emocional llevó a ganar peso”, explica Verónica Vázquez-Velázquez, psicóloga en la Clínica de Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

A su vez, Wharton subraya que no se puede generalizar cuando se habla del vínculo psicológico con la obesidad: “la pregunta del millón siempre ha sido qué causa esta epidemia, pero no lo sabemos con exactitud. Lo que sí conocemos es que se trata de una enfermedad real y no solo de un problema a la ligera”.

El soporte psicológico es clave

De acuerdo con el estudio Action IO, en el que participaron 11 países de los cinco continentes, 68% de las personas que viven con obesidad consideran a ésta una enfermedad real. Mientras que 81% de los individuos analizados asumieron que la lucha por perder ese peso extra es completamente su responsabilidad y no de los doctores.

Por eso, entre los profesionales de la salud, la creencia de que los pacientes tienen poco interés para controlar su peso puede representar una barrera para empezar a hablar sobre el tema en la consulta. Cuando éste se discute, por lo general, se recomiendan cambios en el estilo de vida aunque, aseguran, se requiere conocer más a fondo sobre este padecimiento y darle seguimiento.

“Aunque se piensa que el apoyo psicológico solo se centra en lo emocional, también tiene que ver con las conductas, el establecimiento de metas y con el valor de lo que se está realizando. Un psicólogo no solo va a preguntar a la persona cómo se siente, sino que, además, la va a ayudar a identificar cuáles son las metas más viables y el proceso que debe seguir para poder cumplirlas”, enfatiza Verónica Vázquez-Velázquez.

La especialista asevera que bajar de peso no es en sí una conducta, es más bien una meta. La responsabilidad del psicólogo, por ende, es ayudar a establecer qué conductas tienen que modificarse o emprenderse para alcanzar este objetivo. Asimismo, el profesional en cuestión colaborará para identificar si la meta es específica, medible, alcanzable y si está basada en tiempo.

“El tratamiento psicológico tiene una nueva vía, que es la terapia de aceptación y el compromiso, la cual es precisa para este tipo de enfermedades crónicas. Se enfoca en que el paciente necesita aceptar primero que tiene una condición, la cual, probablemente, no le permite comer lo que quiera sin engordar.

“Una vez aceptado esto, se va a comprometer a vivir mejor a pesar de esa situación. No solo es tratar una conducta, sino aceptar una condición que puede llevar a identificar las cosas con las que se podría comprometer para seguir disfrutando de la vida. En el tratamiento de la obesidad, no existe una sola solución: es necesario individualizar las soluciones y centrarnos en cuáles son los mejores caminos para cada paciente”, detalla la psicóloga.

Vivir con obesidad

En la actualidad, Ian Patton es director del área de abogacía y compromiso público de la asociación Obesity Canada. Hace unos años, se sometió a la cirugía del bypass gástrico y, desde entonces, ha modificado sus hábitos para hacer frente a este padecimiento.

“Fue durante mis años de universidad cuando me di cuenta de que vivía con una enfermedad real. Desde pequeño, siempre fui el chico más grande de mi clase. Más tarde, me involucré en deportes típicos para los canadienses, como hockey, futbol americano y rugby, mismos que me empujaban a tener un cuerpo grande”, comparte el también miembro de la Escuela de Kinesiología de la Universidad York.

Los comentarios y bromas respecto a su corpulencia por parte de sus familiares y amigos, lo llevaron a darse cuenta de que algo no estaba bien.

Más tarde, se mudó lejos de su familia, comenzó a comer más y a tener menos actividad, lo cual provocó que subiera de peso rápidamente.

“Cuando tomé la decisión de someterme a una cirugía de bypass gástrico, noté que estaba en una situación realmente grave y que podría estar en riesgo de morir”, confiesa Patton, quien considera que el apoyo del núcleo familiar resulta determinante en el proceso para salir adelante de esta enfermedad.

“Quizás, antes que la familia, creo que lo más importante es el amor propio. Reconocer que mereces estar mejor y que debes cuidar de ti mismo es el verdadero reto. En lo personal, me tomó demasiado tiempo asumir el cuidado y amor a mí mismo.

“Muchas personas tenemos internalizada la obesidad y, por eso, nos toma tiempo entender que no todo es nuestra culpa, que hay otros aspectos sobre los cuales no tenemos control”, admite el directivo de Obesity Canada.

En ese sentido, la psicóloga Verónica Vázquez-Velázquez destaca que las personas que viven con obesidad demoran hasta seis años en buscar ayuda para enfrentar este padecimiento.

El doctor Sean Wharton recomienda que, “en vez de llenar a nuestros hijos de dietas y ejercicios, hay que llenarlos amor, decirles que los queremos y cuidar de ellos”, pues considera que el soporte emocional representa un impacto significativo en el control del peso.

“Hay que reconocer que la obesidad es una enfermedad crónica. Es algo con lo que vas a vivir por el resto de tu vida. Y es que, una vez que padeces obesidad, tu cuerpo y tu mente aprenden a vivir con ello”, concluye Ian Patton.

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