El volcán Raikoke, ubicado en las islas Kuriles cerca de la península de Kamchatka en Rusia, es parte del llamado Cinturón de Fuego, una de las zonas con mayor actividad volcánica del planeta.
Sus volcanes vecinos están "perpetuamente activos", según científicos de la NASA, la agencia espacial estadounidense. El Raikoke, sin embargo, había estado en silencio desde 1924.
Pero el pasado 22 de junio a las 4 de la mañana hora local (17:00 GMT del día 21), el Raikoke despertó de su letargo con una furiosa erupción que fue visible desde el espacio.
Desde su cráter de 700 metros de diámetro expulsó una vasta columna de cenizas y gases volcánicos.
Los espectadores privilegiados del espectáculo fueron los astronautas de la Estación Espacial Internacional, quienes fotografiaron el momento de la explosión y la corriente de cenizas que se desplazó hacia el Pacífico Norte.
En la imagen se puede identificar lo que los vulcanólogos llaman la "región sombrilla", que es el área donde la densidad de la columna de humo y el aire circundante se igualan y la nube deja de elevarse.
Según la NASA, el anillo de nubes que se ve en la base de la columna podría ser vapor de agua, o producto de la interacción del magma con el agua de mar.
Durante la mañana después de la erupción, otros dos satélites tomaron fotos de cómo se expandía la nube de cenizas. Al día siguiente ya había poco rastro de ella en el aire.
Según la información de los satélites, las cenizas se desplazaron unos 17 km y lograron un altura de 13 km.
Las nubes de cenizas pueden significar un riesgo para los aviones, así que los centros de alertas de presencia de cenizas de Japón y Estados Unidos han enviado mensajes de precaución a los pilotos que vuelan por la zona.