La polinización es una labor imprescindible para el desarrollo óptimo de los ecosistemas y resulta fundamental para el mantenimiento de la vida humana, al beneficiarnos en diferentes aspectos como en el sector salud y alimenticio.

A pesar de su diminuto tamaño, las abejas hace una labor gigantesca en el proceso de polinización. En el mundo, hay más 20 mil especies de abejas pero una parte se encuentra en peligro de extinción debido a la agricultura intensiva, el cambio climático y los plaguicidas. La faena abeja domestica prepondera al ser las responsables de la producción anual de 3 billones de dólares en frutas y vegetales, según arrojan datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

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Foto: (Wikipedia)

A causa de la completa dependencia y exigencia de las fincas agrícolas en el trabajo de las abejas se ha ocasionado su desaparición masiva, lo que provoca repercusiones importantes en la polinización. De acuerdo con National Geographic, algunos apicultores registran pérdidas de hasta un 90%, conocidas como Síndrome del Despoblamiento de las Colmenas (SDC).

Ante la crisis de polinizadores, los agricultores han acudido a técnicas humanas para sacudir el polen de la flor, entre ellas, existen las mesas vibratorias, ventiladores, golpes de sonido y dispositivos vibradores aplicados de manera manual a cada racimo de flores; todas ellas resultan funcionales, no obstante, la mejor forma de polinizar es a través de las especies animales.

Existen más de 200 mil especies animales que, con diversas estrategias, ayudan a este proceso como las polillas, mosquitos, hormigas, mariposas y colibríes hacen uso de la técnica de “polinización vibrátil”, que consiste en la agitación del animal mientras se alimenta, con lo que se desprenderá una cantidad de polen que alcanzará el estigma de la planta (el extremo del órgano femenino), y se adherirá al cuerpo peludo del insecto, que posteriormente llevará consigo las partículas a otras flores.

De igual manera, se cuenta con la presencia de babosas y caracoles que al arrastrarse sobre las plantas distribuyen restos de polen, tal como los murciélagos que transfieren el polen de más de 360 tipos de flores con la ayuda de su lengua y hocico, los cuales, están adaptados para cumplir con dicha labor.

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Foto: (Wikipedia)

Algunos mamíferos que no cuentan con la capacidad de volar, contrariamente a lo que se pensaría, también forman parte de los trabajadores a cargo de la polinización, tales como, zarigüeyas, monos pequeños y el lémur de Madagascar que tienen la facultad de arrancar los tallos de las flores y que en su pelaje se pueda adherir el polen.

Dentro de la variedad de lagartos, el gecko y eslizón, contribuyen al lamer el néctar, el cual, queda impregnados en su cara y las patas para después conducir los granos de polen a su destino floral.

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Detalle de la pata de un joven Gecko Foto: (Wikipedia)

Estas especies han tenido poco reconocimiento pero también son claves para el logro eficaz de este mecanismo de fecundación, por lo que resulta imprescindible la mayor sensibilización acerca de su importancia.

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