El número de usuarios activos de Facebook alcanzó un máximo histórico de 2.450 mil millones. Para poner esto en contexto, aproximadamente el 32% de la población mundial usa ahora esta red social y la tendencia a participar en esta plataforma sigue en aumento.
Con excepción de Google, nunca ha habido una compañía que haya tenido tanta gente usando sus servicios.
En este contexto, puede parecer extraño hablar de aquellos que eligen abandonar Facebook.
Pero aquellos que abandonan la plataforma representan una contracorriente pequeña, pero de ninguna manera insignificante.
Y muchas personas, tal vez tratando de encontrar tiempo en medio de sus vidas ajetreadas, eligen abandonar las redes sociales como un propósito de año nuevo.
En 2018, una encuesta en Estados Unidos reveló que el 9% de los encuestados había eliminado recientemente su cuenta de Facebook, mientras que otro 35% informó que usaba menos la plataforma.
A pesar de su éxito económico y su popularidad, parece que está sucediendo algo en el corazón de Facebook.
Sobre la base de mi trabajo anterior acerca de la influencia del comportamiento, he estado tratando de obtener más información sobre estos "eliminadores de Facebook", para entender mejor sus motivaciones y las implicancias de elegir abandonar la red social más poderosa del mundo.
En conversaciones que tuve con aquellos que se fueron de Facebook, se hizo evidente que los motivos por los que abandonaron la plataforma son variados y complejos.
Supuse que eventos como las filtraciones de Snowden, el escándalo de Cambridge Analytica y las revelaciones sobre la reunión secreta de Mark Zuckerberg con el presidente de EE.UU., Donald Trump, fueron las motivaciones clave para eliminar las cuentas de Facebook.
De hecho, cuando nuestra conversación gira en torno al escándalo de Cambridge Analytica, muchos sugieren que esto solo confirmó lo que siempre habían asumido acerca de cómo se explotaban sus datos personales (al menos una persona nunca había oído hablar de Cambridge Analytica).
Muchos de los que eliminan Facebook hablan de razones ampliamente reconocidas para abandonar la plataforma: preocupaciones por cómo se amplifican sus opiniones, evitar la pérdida de tiempo y la dilación, y los efectos psicológicos negativos de la perpetua comparación social.
Pero otras explicaciones parecen relacionarse más con la manera en la que se está transformando Facebook y con cómo esta tecnología en evolución se mezcla con las experiencias personales.
Si bien a muchas personas les resulta difícil articular precisamente por qué se unieron a Facebook, está claro que, para muchos, la plataforma ha comenzado a desempeñar un papel muy diferente en sus vidas.
La noción de "compartir en exceso" se discute como un aspecto de Facebook, dado que muchos usuarios encuentran su muro repleto de información que consideran demasiado personal e irrelevante.
Aquellos que se unieron a Facebook a una edad temprana tienden a pensar que sus redes sociales son demasiado grandes.
El tamaño de una red social parece ser un factor significativo en cuán útil y confiable la gente la encuentra.
Sabemos que los grupos sociales de más de 150 integrantes tienden a ser demasiado grandes (esto es lo que se conoce como el número de Dunbar, llamado así por el antropólogo Robin Dunbar).
Pareciera ser que, en el contexto de Facebook, aquellos con redes que consisten en varios miles de personas encuentran cada vez más difícil confiar en ella (incluso si aplican configuraciones de privacidad rigurosas).
Otro problema para los inocentes digitales es el tiempo que han estado archivando sus vidas en Facebook.
Sus archivos de Facebook a menudo se remontan a una época en que eran menos selectivos sobre lo que publicaban sobre sí mismos. Este descuido en el material compartido es visto ahora como una amenaza para la imagen social que desean proyectar en la edad adulta.
Un tema recurrente es el compromiso social de estar en Facebook. Si bien Facebook le permite a la gente mantenerse conectada con sus amigos, familiares y comunidades, también se cree que genera una nueva forma de trabajo doméstico digital.
Una de las razones del éxito de las redes sociales es, por supuesto, su capacidad de aprovechar nuestro instinto social para compartir e intercambiar conocimientos.
Pero a medida que los círculos sociales crecen dentro Facebook, parece que los costos de la obligación mutua (les gustó mi publicación, así que mejor yo le pongo un me gustó a la suya) comienzan a superar los beneficios de estar conectados.
Aquí es donde las formas digitales de obligación mutua son diferentes a las reales: en el mundo real nos damos la mano y nos decimos cosas buenas en el momento del encuentro.
Pero en el mundo digital, las obligaciones sociales pueden acumularse rápidamente a niveles insostenibles.
Aunque Facebook aún puede seguir creciendo, aquellos que abandonan la plataforma revelan tendencias interesantes que sugieren cómo se desarrollarán las futuras relaciones con la tecnología inteligente y las redes sociales.
Estamos en una era de oportunidades sin precedentes para la conexión y la participación social.
Quienes abandonan Facebook se encuentran en un extremo de un espectro en el que todos habitamos mientras intentamos resolver cuestiones de identidad digital, responsabilidad y costumbres colectivas.
Dejar las redes sociales es una de las varias opciones que podemos elegir al intentar navegar en este nuevo mundo.
Pero la eliminación de Facebook no es solo un proceso en el que participan personas que redefinen su identidad digital. La eliminación también es una respuesta a un conjunto de tensiones emergentes entre una tecnología en evolución y la vida social.
A medida que cambia el modelo económico de Facebook (tanto en escala, como en intensidad y en sus ganancias) es probable que encuentre barreras claras a su utilidad social y conveniencia.
Aquí es, por supuesto, donde empezamos a ver un choque de valores dentro del mismo Facebook, a medida que busca conciliar su deseo declarado de conectar el mundo, con su modo de operación altamente monetizado.
El reducido número de personas que eliminan Facebook no va a cambiar su modelo económico en el corto plazo.
Pero, en el futuro, puede que la compañía vea cuáles son los límites de la participación en las plataformas de redes sociales.