Surgida en 2001, cuando los gobernadores del país vieron en la debilidad del primer presidente no priista de la historia, Vicente Fox Quesada, una oportunidad única de crear un contrapeso al presidencialismo desde los estados de la República, la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) quedó ayer prácticamente desmembrada con la declaración de 10 ejecutivos estatales que decidieron abandonarla por considerar que “ya no cumple los objetivos para los que fue creada” y dejó de ser un espacio para la defensa de los intereses de las entidades y el federalismo.

Tras el anuncio de los gobernadores de Jalisco, Nuevo León, Chihuahua, Guanajuato, Durango, Tamaulipas, Coahuila, Michoacán, Aguascalientes y Colima, la Conago perdería la tercera parte de sus integrantes con lo que ya no sería una organización “nacional” y tendría que replantearse su denominación y sus objetivos.

La ruptura se produjo después de lo ocurrido en la última reunión de San Luis Potosí, el pasado 21 de agosto, en las que los mandatarios se encontraron con el presidente Andrés Manuel López Obrador y con miembros de su gabinete, en un encuentro que dividió las opiniones entre los estados sobre sus resultados y provocó que los mandatarios que integran la llamada Alianza Federalista se dijeran inconformes e insatisfechos con las respuestas que dio el presidente a los reclamos y peticiones de los estados, sobre todo relacionados con temas de salud, pacto fiscal y sobre todo con el manejo de la estrategia federal para enfrentar pandemia del Covid y la falta de recursos extraordinarios y apoyos para los estados en la emergencia sanitaria.

En su reunión de ayer en la ciudad de Chihuahua, desde un salón del Palacio de Gobierno del estado que encabezó el gobernador anfitrión, Javier Corral Jurado, se decidió que los 10 estados no participarán más en la Conferencia Nacional y que plantearán sus demandas y diálogo con el Ejecutivo a través del bloque de la Alianza Federalista, con lo que se desconoce la interlocución de la Conago para representar a sus entidades federativas en los distintos temas de la relación con el Ejecutivo federal. Sin embargo, en su pronunciamiento de salida, los 10 gobernadores aclararon que su decisión no tenía que ver con la presidencia del mandatario potosino, Juan Manuel Carreras, a quien le comunicaron ayer mismo su decisión.

La decisión de los 10 estados no sólo terminaría con 19 años de existencia de la Conago, que hasta ayer no había emitido una posición ni declaración respecto a la ruptura, sino que confirmaría la tendencia de segmentación en la República, ya sea en bloques políticos o regionales. Porque a partir de ahora estarían de un lado los mandatarios opositores y de las regiones norte, bajío y occidente, que conforman la mencionada Alianza Federalista, en la que hay lo mismo panistas, que un priista, un perredista, uno de MC y un independiente, todos ellos con posiciones críticas hacia el gobierno de López Obrador, mientras que en otro grupo se ubican gobernadores del PRI alineados con el presidente, algunos panistas que no apoyan a la Alianza como Querétaro, Yucatán, Baja California Sur y Quintana Roo, además de los gobernadores de Morena.

Con Vicente Fox y Felipe Calderón la Conago tuvo sus mejores años y funcionó como un contrapeso efectivo al enorme poder presidencial y a favor de los temas del federalismo. Se pasó de los estados sometidos y subyugados al poder del centro a los gobernadores que no sólo adquirieron un poder ilimitado y sin contrapesos en sus estados, sino que también recibieron más recursos y participaciones por los excedentes petroleros entre 2001 y 2012, años en los que el país obtuvo ingresos por el crudo de Petróleos Mexicanos (Pemex) por 7 billones 753 mil 200 millones de pesos, derivado de los altísimos precios del petróleo. Toda esa abundancia llegó a los estados y a la Federación, pero fue dilapidada sin que hubiera una fiscalización y una vigilancia adecuada y se prestó a millonarios desvíos de corrupción en los estados.

Los escándalos de corrupción en las entidades, que comenzaron con Calderón y alcanzarían su clímax en el sexenio de Peña Nieto, incluyeron los endeudamientos excesivos en entidades como Coahuila, con Humberto Moreira, los desvíos millonarios de hasta 65 mil millones de pesos de Javier Duarte en Veracruz; los financiamientos a campañas del PRI de César Duarte en Chihuahua; los excesos millonarios de Roberto Borge en Quintana Roo y hasta los desvíos de recursos del ramo de Salud federal que llevaron a la cárcel al gobernador de Tabasco, Andrés Granier.

En el gobierno de Peña Nieto, en parte por la complicidad y en parte por el estilo político de comprar votos y apoyos para sus reformas, la Conago perdió peso, aunque se mantuvo como una instancia de diálogo e interlocución con los estados. Pero a la llegada del presidente López Obrador, con la nueva acumulación de poder en el Ejecutivo Federal y sus mayorías parlamentarias, los gobernadores se plegaron en un principio a la fuerza política y social del presidente, aunque la pandemia del coronavirus y sus efectos en el cierre de la economía tensaron la relación entre la Federación y los estados.

La decisión del presidente López Obrador de cortar toda comunicación directa entre él y los gobernadores, a los que mandó a dialogar solo con su gabinete durante más de 7 meses de la pandemia, terminó por provocar la molestia de las entidades que empezaron a cuestionar no sólo las decisiones federales para enfrentar al Covid sino la falta de un plan de coordinación nacional para el rescate económico de sus estados y el que no se les mandaran recursos extraordinarios para enfrentar la emergencia sanitaria. Así fue como surgieron los bloques de estados que hoy balcanizan y fragmentan a las entidades y, para cuando ocurrió el encuentro en San Luis Potosí, hace tres semanas, las relaciones entre los estados y la Federación se habían politizado y hoy provocan el resquebrajamiento de la Conago.

NOTAS INDISCRETAS…


A propósito de la participación de Javier Corral ayer en la reunión de la Alianza Federalista, hace unos días, durante una reunión con sus colaboradores, al presidente le comentaron sobre el gobernador chihuahuense y alguna declaración que había realizado por esos días. El tono con el que López Obrador se refirió a Corral fue muy duro, según cuentan quienes lo escucharon en Palacio Nacional: “Ese es un traidor vulgar y un mentiroso”, dijo el presidente sobre el mandatario chihuahuense… Y hablando de “consejos” como los que el sábado le dio AMLO a su archienemigo Felipe Calderón, cuando le dijo que si no estaba conforme con la negativa de registro para su partido por parte del INE se pusiera a protestar o fuera al extranjero a buscar apoyos “ahí está en Washington la OEA pero que no vaya a Nueva York porque ahí está García Luna”, el ex presidente le devolvió ayer los consejos al tabasqueño: “Ya que anda dando consejos yo también le daré uno: que ya se olvide del pasado, que ya supere el 2006 y que entienda que ya es presidente y se dedique a gobernar y a resolver los muy graves problemas que tiene el país en su gobierno”. Catorce años después, el pleito sigue… A la maestra Elba Esther Gordillo la vieron “tranquila” al recibir la noticia de que el INE le había negado el registro a Redes Sociales Progresistas. “Ella está bien, está tranquila, aunque sí está dolida y molesta por la decisión de los consejeros y ha dicho que se utilicen todos los recursos legales para revertirla en el Tribunal Electoral”, comentó un colaborador cercano de la exlideresa magisterial. Hace unos meses, en una entrevista que le dio al diario El País, Elba Esther decía que seguiría actuando en política y no se callaría e incluso mandaba lo que parecía ser un mensaje de advertencia o amenaza: “Si yo hablara”. ¿Será que si los magistrados le ratifican la negativa a RSP la maestra hablará?... Los dados mandan Serpiente. Caída libre.

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